Mesa Cuadrada
Por: Gabriel Reyes Cardoso 

Lo que son las cosas, la lucha del ala radical del SNTE y de la CNTE ha sido eliminar  la Reforma Educativa hasta hoy vigente porque no fue educativa, sólo fue laboral.

En eso se supone que están los legisladores, pero, ironías de la intransigencia, la nueva reforma esta detenida porque, el centro de la disputa es lo laboral.

No es fácil entender a los líderes sindicales del magisterio, que no es lo mismo que decir que es difícil entender a los maestros y maestras de nuestro país.

No solo es revirar 360 grados los nefastos controles y calificativos hacia el magisterio postulados por la reforma educativa vigente.  Desde las evaluaciones para el ingreso  y la permanencia hasta la liberación de los procesos para el reconocimiento y promoción de los docentes, todo sugería que los únicos responsables del fracaso educativo nacional habían sido los profesores, en especial de educación básica, ahora obligatoria.

Y es cierto que los docentes son un elemento indispensable para la Educación, pero no son los únicos y hacer recaer sobre ellos todo el peso de los fracasos podría, en algún momento, ser injusto.

Muchos años llevan los docentes regularizándose primero y actualizándose después y algunos superando sus propias condiciones académicas.  Pero este esfuerzo no ha sido suficiente. Las demandas de los alumnos van, todavía, muy adelante, de las posibles ofertas docentes de los profesores y profesoras.

El rezago ha ido acumulando insuficiencias, omisiones y hasta errores producto de apatías e indolencias profesionales. La brecha entre alumnos y docentes se ha ensanchado.

Por eso, la mayor responsabilidad de una nueva reforma educativa debe estar en lo académico, como meta sustantiva y no en lo laboral que sería meta adjetiva.  No niego la importancia de las condiciones laborales y económicas en las que, la mayor parte de docentes, realizan su ejercicio profesional que no Magisterio.    Este concepto ya ha sido desechado de los componentes morales del magisterio actual.

La hipótesis de que….”un maestro en condiciones económicas y socioemocionales favorables, asegura una educación de calidad”  está por el momento como la hipótesis  difícil de comprobar. Es sin embargo, una condición necesaria pero no suficiente.

Se necesitan innovadoras  definiciones, objetivos y metas  para una nueva Educación nacional.  Se requieren nuevos procesos para una impartición y evaluación eficientes.  Es indispensable un nuevo perfil profesional de los docentes y un nuevo perfil de responsabilidad para los padres de familia en una sociedad nacional entrampada en condiciones socioemocionales negativas para alumnos y docentes y entre un menú de intereses prioritarios de los profesores que pasan por arriba toda responsabilidad de hacer del sistema mexicano un portafolio de nuevas oportunidades de educación, acceso justo al trabajo y como consecuencia a nuevas condiciones de bienestar.

Pero no se habla mucho de ello, se deja subjetivo o a la inercia.

Lo que importa son las condiciones laborales de los profesores, los sistemas de administración laboral y de asistencia social de los profesores. Lo demás luego.

Y vuelta al ultimo episodio, forcejeos por una nueva reforma laboral bajo el disfraz de educativa.

No habrá más.

Por cierto una nueva Reforma que substituye a una vieja Reforma, no entiendo el concepto de reforma en una Transformación Radical de una nación que lucha por desaparecer muchos seudónimos de corrupción, impunidad y desobligaciones en los que habita la Educación actual.