Disiento
Por Pedro Gutirérrez / @pedropanista

Hace algunos años, Giovanni Sartori escribió un libro de fama mundial intitulado Homo Videns, en el que describe el fenómeno por el cual los seres humanos hemos sido presa de las imágenes visuales que se nos presentan sobre todo a través de los medios electrónicos de comunicación. Pasamos así del homo sapiens al homo videns, de lo reflexivo a lo autómata. Casi sin capacidad para pensar por nosotros mismos, creemos todo lo que vemos.

Hoy nos encontramos ante un nuevo paradigma: la adicción a las redes sociales, comúnmente llamada tecnopatía.

La clase política no está exenta de esta tecnopatía. Se hace política desde las redes sociales, no como complemento a la actividad política de suyo, sino como plataforma única. Siendo el insumo principal de los gobernantes el trato directo con la gente, la adicción cobra mayor relevancia. En efecto, quienes nos dedicamos al servicio público podemos perder la noción de la realidad y la necesaria sensibilidad para con los ciudadanos en la esquizofrenia del uso y abuso de las redes sociales. ¿Qué pidió la gente en el evento? ¿Cuál era el sentir social o la necesidad más ingente de los concurrentes? Esto puede pasar a segundo plano, porque lo de hoy es hacer política en redes sociales.

Algo peor sucede cuando se tienen que tomar decisiones políticas, ya en el seno de un partido o peor aún, en el gobierno. Las redes pueden ser una atroz tentación, mostrando algo que no concuerda con la toma efectiva de decisiones  y falseando así la realidad. Lo anterior viene a colación por lo que hemos presenciado recientemente en Puebla respecto a la decisión tomada por mi partido, el PAN, en relación a la designación del candidato a gobernador, Enrique Cárdenas.

Ante la ilegal designación del candidato por parte de las autoridades nacionales del partido, hubo quienes públicamente nos inconformamos y lo manifestamos en redes sociales, pero también de cara con otros miembros activos del partido. Se convocó a una reunión de la Comisión Permanente Estatal en la que se justificaría la decisión de Marko Cortés, en voz del secretario General Héctor Larios. La Comisión Permanente Estatal está integrada fundamentalmente por panistas que mantuvieron una estrecha cercanía con la ex gobernadora Martha Erika Alonso (†), por lo que se asumía que no permitirían el atropello de la designación de Cárdenas. Lo anterior se corroboraba con lo publicado en redes sociales: varios panistas inconformes con la candidatura de Enrique Cárdenas consignándolo en FB y Twitter, agraviados, lastimados, porque nos estaban imponiendo a un candidato que había sobajado al partido y al grupo político del ex gobernador Moreno Valle (†).

Con la coincidencia del Día Internacional de la Mujer, algunos compañeros del partido enfatizaban en redes la fortaleza de Martha Erika, el empoderamiento que representaba, lo cual nadie discute. Y decían honrarla, lo cual tampoco se duda, y ese homenaje en redes sociales esperábamos que se tradujera en una férrea oposición a entregarle la candidatura al enemigo que acechaba, encarnado en la persona de Cárdenas, que alguna vez coqueteó con Morena y fustigó siempre a la ex gobernadora. Pero no fue así: a la hora de la toma de decisiones y de levantar la voz en los órganos estatutarios, léase la Comisión Permanente Estatal, la mayoría de compañeros panistas claudicaron, se rindieron. Prefirieron aceptar la imposición, no obstante el presunto repudio externado horas antes en redes sociales. Salvo honrosas excepciones, no se percataron, o no les importó percatarse, que la mejor forma de honrar a Martha Erika era defendiendo la posición que tanto trabajo costó alcanzar y que se peleó hasta el último minuto en el Tribunal Electoral.

Se esperaba que el espíritu combativo manifestado en las redes se sostuviera en la batalla partidaria. En público, se opusieron al candidato impostor, pero ya en el partido y en los órganos estatutarios callaron; algunos incluso le aplaudieron y levantaron la mano en pos de la supuesta unidad. Hacer política de redes sociales y no ser consecuente con lo que se hace en la práctica es una forma de traicionar las convicciones más sagradas.

Nosotros sostenemos lo siguiente: 1) el candidato Enrique Cárdenas fue impuesto por un grupo minoritario en el partido con intereses del pasado, que pretende aprovechar la coyuntura en el PAN desatada el 24 de diciembre; 2) la designación del candidato es ilegal, por lo tanto es un impostor que además ofendió en el pasado reciente al blanquiazul; 3) sostenemos el repudio que manifestamos en redes y por ende hemos de impulsar la defensa legal en beneficio de la vida interna del partido, su esencia histórica y, 4) la decisión queda en manos de los tribunales, y resuelva lo que resuelva queda escrito lo anterior.

Algunos panistas aún amamos a la institución y llegaremos al límite humano posible, con dignidad, sin tapujos, pero sobre todo sin miedo.