Durante la presentación del académico, los integrantes de los partidos que lo postularon no atinaban a responder ¿cómo es que uno de sus detractores terminó convertido en el único candidato posible?
Por: Mario Galeana
Nadie sabe para quién trabaja. La alianza político-electoral que el morenovallismo forjó a lo largo de ocho años dio un vuelco para postular a quien hace meses instó de manera pública a realizar un boicot en contra de esa misma coalición: al académico Enrique Cárdenas Sánchez.
La presentación del candidato se hizo ayer, en una conferencia de prensa a la que acudieron los secretarios generales del PAN, Héctor Larios; de Movimiento Ciudadano (MC), Jorge Álvarez, y un integrante de lo que alguna vez fue la dirección nacional del PRD, Jorge Belaunzarán.
Era —por decir lo menos— un grupo raro.
Ellos, cuerpos tiesos llenos de una sonrisa que pretendía ser genuina, voces dubitativas que, a cada nueva intervención, trataban de responder esa pregunta: ¿cómo es que uno de sus detractores terminó convertido en el único candidato posible?
Y él, con su metro sesenta y pocos centímetros y una sólida carrera académica, discurso impreso en mano, tratando de responder esa otra pregunta: ¿cómo es que terminó siendo el único candidato posible de todo eso que criticó?
Cárdenas dijo que esa singular alianza era un “experimento sui generis”. Rió nerviosamente y miró a su alrededor, pero no halló correspondencia en nadie. Entonces, de vuelta a la pregunta, advirtió que no se arrepiente de todas las críticas lanzadas contra Rafael Moreno Valle. A su lado, en la misma mesa rodeada de cámaras, simpatizantes y mirones, Héctor Larios alzó las cejas e intervino:
—Yo del pasado de Rafael Moreno Valle lo que reconozco es la enorme transformación que sufrió el estado. Podrá haber críticas, opiniones diversas, pero nadie podrá dudar que hubo desarrollo económico. Todo en la vida tiene dos lados de la moneda, y yo prefiero ese.
Enrique Cárdenas oyó a su nuevo aliado y, al no poder decidir si cara o cruz, hizo tintinear las dos caras de la moneda:
—He tenido mis cuitas, pero también he reconocido públicamente que hay obras que han ayudado al turismo. Lo que lamento es el costo que tuvieron y el estar oscuro, digamos, el no estar abierto (Sic). No tengo que defender nada de eso (…) Las críticas las sostengo, pero vamos para delante. Vamos a ver qué se puede hacer con los contratos que existan y negociar con quien se hayan hecho esos contratos.
Al extremo de la mesa, el dirigente estatal de MC, Fernando Morales, miraba escéptico a quien será su candidato. Él y todos los líderes locales quedaron relegados a figuras decorativas y no tomaron la palabra un solo instante. Apenas dio fin la conferencia, la presidenta estatal del PAN, Genoveva Huerta, abandonó el lugar sigilosamente. Mientras que Vladimir y Roxana Luna Porquillo ni siquiera tuvieron lugar en la mesa y quedaron destinados al ala de los mirones, la misma que ocuparon un par de yunquistas de nombre Juan Carlos Espina y Guadalupe Arrubarrena.
Fernando Belaunzarán y Jorge Álvarez se limitaron a decir que la postulación de Cárdenas Sánchez era un reconocimiento de los partidos hacia la sociedad civil, tan criticada desde el púlpito presidencial en los últimos meses.
El secretario General de MC quiso decir muchas cosas en contra de Miguel Barbosa, pero dijo algo apenas legible.
—(Cárdenas) va a volver a derrotar —lo decimos con nombre y apellido— va a volver, porque va a volver a perder Miguel Barbosa. Va a perder la corrupción y la incompetencia frente a la experiencia. Va a ser para Barbosa… porque, aunque ahora no hallan ni cómo hacerle para legitimar un dedazo más, un autoritarismo más, va a perder Miguel Barbosa y va a ser “pues lástima Margarito” de nuevo para el compañero.
Belaunzarán intervino y lo hizo un poco mejor. Dijo que una situación extraordinaria merecía una estrategia extraordinaria y un candidato extraordinario, pero no dejó de lanzarse en contra de quien fuera su compañero de partido.
—La gente deberá decidir entre un ciudadano preparado y responsable, o el político corrupto, trepador e irresponsable.
Todos se miraron unos a otros y se sonrieron, conscientes de que su salvación haya encarnado en quien hace poco pretendía ser su verdugo.

