La Entrega
Por: Adrián Ruíz  / ruizdur@hotmail.com

La debacle del PRI en Puebla representa un apetecible banquete para los viejos lobos. Conscientes que no tienen oportunidad para retornar al poder, extienden la mano para que les caigan las migajas.

Para eso está enfocado el falso pacto de solidaridad acordado por el ahora candidato Alberto Jiménez Merino con Ricardo Urzúa Rivera y Lorenzo Rivera Sosa. La tercia de cartuchos quemados aspira a la repartición en el mediano plazo −tres años− de diputaciones y presidencias municipales.

Ricardo, millonario sin necesidad de arriesgar capital, lo hará a favor de una causa perdida. A Lorenzo le convidarán lo que quieran.

La tercia de priistas tiene calculados los beneficios que pueden obtener de un enfermo en agonía. La inversión es mínima y la negociación para obtener posiciones será atractiva en todos aspectos.

El PRI y su candidato en la próxima elección no tienen oportunidad. El ex candidato Enrique Doger lo sabe y por ello desistió de buscar otra vez la designación.

Las matemáticas no mienten. En tiempos actuales, el PRI ocupa el tercer lugar en las preferencias de los electores. La posibilidad de ganar el trono que por muchos años tuvieron está a años luz.

En las boletas electorales aparecerá el candidato y el logotipo por compromiso, y nada más. Jiménez Merino pasará más vergüenza que gloria. Los días buenos cuando su popularidad, sobre todo al interior del estado, estaba en el ánimo de los poblanos quedaron atrás, tan atrás como su desgastado discurso de apoyo al campo.

El otrora partido poderoso, además carece de fuerza y unidad, como expresó su dirigente nacional Claudia Ruiz Massieu. Tampoco cuenta con lo más importante para un partido político: los simpatizantes, que en Puebla hace años cambiaron de bando.

 

REPORTE DEL INFORMANTE

El PAN, a la baja. La Comisión Permanente de Acción Nacional respaldó la candidatura ciudadana de Enrique Cárdenas, ex rector de la Udlap. La protesta de panistas como Blanca Jiménez, ex diputada y aspirante, surgió de inmediato.

El partido blanquiazul también perdió terreno, sobre todo liderazgo. La falta de un candidato con posibilidades reales de ganar los tiene sumergidos en divisiones y disputas.

El tiempo también se convirtió en su enemigo implacable. El ex rector de la Udlap se refugió en el PAN porque, como candidato independiente, es incapaz de reunir el porcentaje mínimo para registrarse.