Las Serpientes
Por: Ricardo Morales / @riva_leo

La designación del ex presidente municipal Gabriel Hinojosa Rivero como coordinador general de la campaña del candidato del PAN a Casa Puebla, Enrique Cárdenas Sánchez, cayó como un auténtico balde de agua fría para el panismo, el cual luce totalmente desmoralizado a unos días de que arranque la campaña de manera forma.

Y es que Hinojosa acumula una serie de agravios hacia el panismo, al igual que el propio Cárdenas, como haber sido candidato a diputado federal por otro partido, así como coquetear con Morena y otros movimientos sociales que intentó encabezar, luego de ser alcalde.

La identificación de Hinojosa con el PAN es nula; basta con recordar que su primo, el ex presidente Felipe Calderón, abandonó las filas del albiazul el año pasado para tratar de crear su propia fuerza política.

La noticia, insisto, cayó como en verdadero balde de agua fría entre las filas del albiazul porque Gabriel carece completamente de olfato político, además de estar algo más que oxidado en temas de operación, es un personaje que sale de la mancha urbana de Puebla y se pierde.

Esta designación ha hecho que la moral del panismo, o de lo que queda del PAN se vaya al piso, porque se avizora una derrota terrible para el próximo proceso electoral donde el panismo podría ir hasta el tercer lugar en las preferencias.

A la vista de todos, es un grave error que dos personajes con nula experiencia política como Hinojosa y Cárdenas tomen las riendas del albiazul en una elección en la cual el amplio favorito, Miguel Barbosa, luce precisamente un colmillo largo y retorcido.

Una buena parte de las posibilidades del PAN para competir de manera digna en esta elección pasaba por la designación de un coordinador de campaña capaz y con conocimiento que en 60 días pudiera darle rumbo y dirección a un partido que al parecer también se murió en Puebla, con Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle.

Para el panismo poblano el escenario no podía ser peor: dos inexpertos al mando de un barco que navega en las turbulentas aguas de la elección extraordinaria, en las que de por si Morena era amplia favorita, con estas decisiones aún más.

Puebla está perdida, no hay nadie que en su sano juicio que pueda hacer nada.

Todo se resume a una serie de malas decisiones tomadas en su tiempo, las cuales no van a dar resultados.

El destino del PAN está tomado, pase lo que pase. Qué lástima que Martha Erika y Rafael no tomaron medidas antes de que esto pasara.

Hoy me llama la atención ver a muchos desilusionados por la decisión del presidente de ir con Luis Miguel Barbosa a la elección constitucional de Puebla, cuando de antemano era algo cantado. Que nadie se ilusione para que no haya desilusionados.

Así operó López Obrador en 2015, cuando pactó con Peña Nieto en la elección del Estado de México y decidió jugar sus cartas con la maestra Delfina Gómez Álvarez y abortó una alianza con el PRD que le hubiera dado el triunfo en esa elección. La alianza propia era llevar a Alejandro Encinas como candidato, pero el hoy Presidente no aceptó.

También así lo hizo en la elección del candidato de Morena a jefe de Gobierno de la Ciudad de México, cuando hizo a un lado a Ricardo Monreal para beneficiar a su candidata y favorita, Claudia Sheinbaum. Nada lo hizo cambiar de opinión.

Sería ingenuo pensar que el Presidente nada tuvo que ver en el proceso de selección del candidato al gobierno de Puebla. Desde el inicio, Barbosa fue su opción y no había más, Yeidckol Polevnsky sólo siguió instrucciones; eso sí, lo hizo de muy mala manera, porque esta mujer carece de todo tacto político y debido a eso es que Morena va a pagar las consecuencias. No ahora, porque la presidencia apenas empieza, pero sí más tarde.

Puebla fue un ejemplo de cómo van a comenzar a explotar quienes no sean elegidos como candidatos y de cómo eso minará al partido hegemónico y, al parecer, heredero universal del PRI.