Mesa Cuadrada
Por: Gabriel Reyes Cardoso / @GabrielReyesCa3 

Muchos hablan del poder, pero pocos conocen sus verdaderas naturalezas.

Es cierto que todos en la vida perseguimos alguna de las manifestaciones del poder, cuyo significado viene en la misma palabra.  Varios han podido aprovechar las circunstancias y acceden a esta  capacidad de ser, hacer, estar y tener  al mismo tiempo, pero para utilizarlas las deben combinar, integrar,  con habilidades y competencias, pero también con una enorme construcción mental que es la que da la fuerza o energía, sentido y destino para usar todo tipo de poder.

Y es que el poder no se les da a cualquiera, aunque las puertas para su acceso estén siempre abiertas.

En la historia nacional hay hombres y mujeres que pudieron acceder a alguna fuente de poder y ejercerlo. Unos más tiempo que otros,  varios entrar o salir, y  lamentablemente son muchos más lo que han podido obtenerlo  y perderlo porque ejercer poder, no es, en ningún caso para siempre.

Son  pocos los que llegan, duran, prolongan  y diversifican su estancia en el poder y su ejercicio, por eso trascienden y los recordamos.

La Maestra Elba Esther Gordillo es uno de ellos.

La conocí hace más de 25 años, en la cocina de una familia teziuteca en un desayuno.  Su sencillez no ocultó en ningún momento, su inteligencia, disciplina y claridad para entender, definir y construir muchos caminos para la educación mexicana y en ese entonces  también para la educación de toda Latinoamérica, pues acababa de fundar una organización sindical y un centro de estudios para apoyar la innovación en los procesos de lucha laboral y la superación de los docentes.

Tres oportunidades más, con uno de los mas importantes columnistas políticos nacionales y dos reporteros más.  Siempre compartió poder, influencia y certidumbre.

Poder, influencia y certidumbre son tres circunstancias que no cualquier humano puede unir, integrar y utilizar.  La maestra lo ha hecho por muchos años.

La última ocasión en la Cámara de Diputados  del Congreso de la Unión fue para escuchar valiosas  premoniciones sobre cambios políticos ineludibles que se cernían en el futuro inmediato de la nación. La imagen fue y ha sido muy clara, Rafael Moreno Valle y Miguel Ángel Yunes custodiando.  Emilio Chuayfett, acechándola.

Los doce años de la primera alternancia promovieron, junto con el nuevo siglo, la necesidad de nuevos esquemas de competencia e integración política  que exigieron de los partidos, gobernantes y líderes, creatividad y audacia, para romper el tradicional paradigma del viejo partido único y hegemónico.

La intervención de la maestra permitió a su partido capacidad de negociación con los nuevos dueños del poder nacional en circunstancias de dignidad y eficiencia que le permitieron al PRI ubicarse como la bisagra políticamente operativa  y participar en las decisiones del país.

La Maestra Elba Esther está de vuelta…aunque, en realidad nunca se fue.

En esta segunda alternancia, la MAESTRA ha vuelto a demostrar esa fina inteligencia para unir y construir.  Es cierto que ya no está en el partido de siempre y el partido de siempre, le guste o no, ha tenido que pagar esa factura, precisamente con este nuevo relevo.

Nuevos tiempos requieren siempre experiencia en el buen uso  del poder, exigen audacia eficiente, pero sobre todo energía.  LA MAESTRA tiene y mucha y sigue con esa voluntad para compartirla.

Ayer que estuvo en Puebla, pudimos comprobar que los poblanos seguimos estando en sus principales afectos y preocupaciones.

Algo útil vendrá y no solo para la educación.