STEM + A
Por: Raúl Miranda / @mirandaraul

Esta semana sucesos completamente opuestos que ocurrieron en la red llamaron profundamente mi atención.

Uno de ellos fue la fotografía de un agujero negro lograda con el trabajo de muchas mentes brillantes. Esta fotografía estuvo plagada de talento de varias partes del mundo, entre ellas algunas poblanas que trabajan en el gran telescopio milimétrico del cerro de la Negra, que la hicieron posible.

Todo este talento trabajó de manera orquestada como un gran equipo vía distintos medios de comunicación, sobre todo usando internet con el que vemos YouTube o Instagram.

El mismo Instagram que de manera despiadada canceló la cuenta de Jessy Taylor, una joven que llegó a tener 113 mil seguidores a quienes les daba consejos y por ellos cobraba una remuneración, era una influencer, youtuber o blogger pagada.

Jessy vio la oportunidad y dedicó su talento a este nuevo oficio, dejó sus antiguos empleos y empezó a dar recomendaciones a jóvenes hasta que el motor despiadado de Instagram le quitó su cuenta porque así como había usuarios gustosos de sus comentarios, muchos más la detestaban y pidieron que se cerrara su cuenta.

El mismo día que el mundo se desvivía en elogios para el talento de los autores de la primera foto del agujero negro, Jessy Taylor publicó un video en el que lloraba destrozada porque decía que no quería volver a sus empleos anteriores ya que ella misma sabía que no tenía ningún otro talento que explorar.

La noche a estos sucesos tuve una charla con un amable conductor de taxi que me decía que a sus 50 y tantos años no entendía como todo tenía que estar regido por los teléfonos celulares y las apps, después de un rato de charla, concluyó que entendía a la perfección que el mundo fuera cambiante, y que los jóvenes lo ocuparan a cada momento, lo que quisiera él pedirle a los jóvenes es que no únicamente dedicaran su talento a estos aparatos y que abrieran su mente a cosas maravillosas que la vida nos ofrecía a cada momento.

Coincido completamente con el señor del taxi: ya las apps están aquí para quedarse pero además de usarlas todo el tiempo hay que exponenciar el talento de quienes las usamos.

Hay que ser conscientes de que en este nuevo y competitivo mundo no todo es inteligencia artificial, realidad aumentada, Internet de las cosas, Cloud y Quantum Computing, tecnología móvil, estrategia compartida: que no todo es tecnología.

Hay que pensar más allá de lo que representa esta Transformación digital.

Hay que darnos cuenta que la importancia que le damos a las redes sociales está sobrevalorada ya que la observación en el mundo real está ahí siempre, no sólo cuando nos conectamos.

Nunca pero nunca debemos de dejar de danos cuenta de que en este mundo el intercambio de información, la cultura, la calidad en el contenido, los retos cotidianos y el rigor del trabajo siempre incentivarán al talento.

En la red y muy en particular en nuestro país existe talento a mares, valorarlo y aprender a encausarlo es nuestro deber.

Me atrevo a citar al admirado Pedro Angel Palou: “El talento, tal y como antes se lo consideraba –como la inteligencia, innato– ha revelado ser algo como los músculos, que se ejercita y crece o se olvida y desaparece. Nadie nace talentoso, nadie nace más inteligente para ciertas cosas o más dispuesto. Todos tenemos una capacidad latente que podemos o no explorar a lo largo de nuestras vidas (y no sólo explorar, sino llevar hasta sus últimas consecuencias, hasta sus límites)”.

Los invito a que ejercitemos nuestro talento para lograr nuestra muy personal fotografía de un agujero negro, como lo hicieron los científicos de varios países, y no perdernos en la desesperación de que me quitaron mi cuenta de Instagram y el mundo se me está acabando, como le sucedió a Jessy.