Bitácora
Por: Pascal Beltrán del Río / @beltrandelrio

La región sur de Veracruz todavía no se repone del impacto de la trágica noticia del secuestro y asesinato de la joven empresaria Susana Carrera —ocurrido en Coatzacoalcos a mediados de febrero—, cuando vuelve a ser noticia mundial por razones espantosas.

El viernes por la noche, en el salón de fiestas Los Potro, una sencilla palapa en la colonia Obrera de Minatitlán, sicarios armados con rifles automáticos mataron a 13 personas, entre ellas un niño de dos años de edad, y dejaron lesionadas a otras cinco. Las crónicas de quienes sobrevivieron milagrosamente este ataque son dantescas.

Hacia las nueve de la noche, cuando estaba por terminar una fiesta de cumpleaños que congregaba a trabajadores de Pemex y sus familias, un grupo de seis hombres ingresó en el lugar y pretendió llevarse a Julio César González Reyna, administrador del centro nocturno gay La Esquina del Cha-KL, quien era conocido como Rebekita Ryn o La Becky.

Los asistentes a la fiesta, unos 50 en ese momento, se opusieron al levantón, por lo que comenzaron a ser rafagueados por los criminales.

Cuando iban a disparar sobre el niño Santiago Hernández, se atravesó su padre, César, un querido entrenador de pelota, manager del equipo Marlins, de la Liga Infantil y Juvenil de Beisbol de Minatitlán, quien murió de un disparo en la cara.

Enseguida, los sicarios mataron al niño y dejaron malherida a su madre. Para mostrar su saña, rafaguearon el cuerpo inerte del menor. Posteriormente, mataron una por una al resto de las víctimas, entre ellas a González Reyna, así como a Juan René López Velázquez, miembro del Comité Ejecutivo de la sección 10 del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

Hace menos de dos años, López Velázquez, quien fungía como secretario de Ajustes de Talleres de la Refinería Lázaro Cárdenas, había pronunciado el discurso central durante el acto por el 82 aniversario de la fundación del gremio.

Apenas unas horas antes, uno de los asistentes a la fiesta, Heber Reyes Martínez, había transmitido por sus redes sociales imágenes del convivio familiar, en las que se veía a un cantante interpretando canciones como Perfume de Gardenias y Luces de Nueva York. Los sobrevivientes relataron que, en el momento en que entraron los hombres armados, sonaba La vida es un carnaval, de Celia Cruz.

El ataque se sumó a una cadena de homicidios que sufrió Minatitlán durante la Semana Santa. El miércoles, habían sido asesinados los propietarios del bar El Rinconcito, ubicado en la colonia Playón Sur. El jueves mataron a dos taxistas, luego de una persecución por la carretera federal transístmica. Luego de la masacre de la colonia Obrera, el responsable de seguridad municipal, Manuel Guzmán Susunaga, fue grabado en video en momentos en que eludía los cuestionamientos de los reporteros.

De forma similar, el gobernador del estado, Cuitláhuac García Jiménez, decidió echar la culpa del aumento de los hechos de violencia en la entidad al fiscal estatal, Jorge Winckler, pese a que, el año pasado, cuando era candidato a la gubernatura, responsabilizó de la inseguridad en el estado al entonces mandatario estatal, Miguel Ángel Yunes.

Es verdad que la violencia en Veracruz no surgió de la nada. Pero también que los ciudadanos esperan más que excusas de las autoridades federales, estatales y municipales para frenar el horror que ha cobrado la vida de más de 700 personas en 140 días.