Pese a que hablan de unidad, hay personajes en el arranque de campaña que parecen no estar de acuerdo con la postulación, como Jesús Giles Carmona, ex dirigente estatal del albiazul.
Por: Guadalupe Juárez
Dice que será una campaña diferente, pero al frente las banderas y las gorras de colores partidistas de las 300 personas que se reúnen a un costado de la Catedral son las que sobresalen por encima de las playeras blancas que pidió para acompañar su primer evento como candidato.
Dicen que su campaña será de unión, pero Enrique Cárdenas Sánchez llama a librar una batalla que compara con la del 5 de Mayo y pide usar como “balas” los volantes que repartirá con su imagen.
Dicen que será un candidato que unifique y que no confronte, pero cada grupo que lo apoya se rehúsa a un “Cárdenas gobernador” al unísono.
Al frente, igual que cualquier otra campaña, los militantes de los tres partidos agitan sus banderas e intentan que su apoyo se refleje con un “Cárdenas gobernador”, pero las 30 personas de Sumamos —que se identifican como parte de la sociedad civil organizada— prefieren gritar “Enrique gobernador”, como muestra de su respaldo. Los dos gritos se ahogan en menos de un minuto.
Es un domingo, el último de marzo de 2019. Los rayos del sol son insoportables y provocan que el abanderado común del PAN, PRD y MC a Casa Puebla entrecierre los ojos en cada oportunidad y que la piel de su rostro luzca enrojecida.
Su arranque no luce diferente a cualquier otro, al menos en el protocolo. Antes de que el ex rector de la Udlap tome la palabra, pasan tres políticos. Al llegar al evento, lo hace de la mano de su esposa María González. Al subir a un templete, al lado aparecen dos dirigentes locales y algunos representantes nacionales ante la ausencia de las presidencias de los tres partidos, quienes le alzan la mano al final.
Así, Cárdenas Sánchez se convierte en candidato. Entre posar para las fotografías de los medios de comunicación y estrechar la mano de quienes lo saludan, hasta de aquellos que alguna vez criticó.
En primera fila está un ex dirigente del blanquiazul, Jesús Giles Carmona, que no le alza la mano al economista. Está un ex candidato a senador, Mario Riestra Piña, quien no hace más que ver la escena.
Y aunque hablan de unión, pareciera que las heridas siguen abiertas. El académico también rechaza pasar más tiempo al lado de los representantes de los partidos y prefiere bajar del templete, abrirse paso entre la prensa, declarar sólo e irse de nuevo de la mano de su esposa.
EL PRIMER DISCURSO
Las primeras palabras como candidato son un “buenas tardes, por estar aquí” y como punta de lanza pinta a sus contrincantes como el numeroso Ejército francés, “que parecía invencible”, de la Batalla de Puebla.
“Hoy estamos viviendo en Puebla una terrible amenaza, hoy pareciera que el autoritarismo y la corrupción se instalarán en nuestro estado, si no luchamos de frente, con determinación, no lo vamos a permitir (sic)”, dice sin que los presentes sepan si deben aplaudir y sólo se escuchan gritos de apoyo aislados. Así, Cárdenas Sánchez les habla de corrupción, de impunidad, de inseguridad, de lo que dejaron de hacer los gobiernos anteriores, aunque hable de aquellos cuyos partidos ahora difunden su imagen o de aquellos de los que ahora presume sus obras en spots.

