Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva
En el momento más inoportuno para él, su grupo político y el PRI entero, la historia terminó por alcanzar al ex gobernador Mario Marín Torres. Una orden de aprehensión en su contra por el delito de tortura a la periodista Lydia Cacho Ribeiro, hoy lo enfrenta a sus pecados del pasado, justo en medio de la elección extraordinaria a la gubernatura en Puebla y en otros cinco estados con procesos electorales. Así, la imagen del tristemente célebre Góber precioso vuelve a ser lastre para todo el priismo. En este contexto y por el tono de celebración del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre el tema, inevitablemente habrá suspicacias, a casi 14 años de distancia del arresto ilegal de la autora de Los demonios del Edén.
Una vez que se confirmó la instrucción de captura contra el ex mandatario poblano, por un resolutivo del Primer Tribunal Unitario del Vigésimo Séptimo Circuito con sede en Quintana Roo, una exclusiva del periodista Mario Alberto Mejía antes de la Semana Santa, las cosas serán muy complicadas para el marinismo.
Eran dueños del partido y colocaron como candidato a Casa Puebla a Alberto Jiménez Merino.
Incluso Mario Marín se paseaba muy sonriente en los actos de su gallo y, aunque le hacía sombra, también generaba mucha expectación.
Lo fortalecía y era su verdadero coordinador de campaña, además de que todo el marinismo está de lleno en ésta.
Ahora, la versión es que el ex gobernador está de “vacaciones”.
Debió poner tierra de por medio.
Se especula incluso con un viaje ultramarino de quien se considera prófugo de la justicia.
El caso tiene también matices políticos-partidistas y deja suspicacias.
López Obrador se deslindó de haber metido la mano para esta orden de aprehensión, pero también la festejó abiertamente.
“Celebro que se dé trámite a la denuncia y se proceda legalmente, es un signo de los nuevos tiempos.
“Seguramente, a lo mejor, no es del todo cierto, pero había la costumbre de preguntarle al Ejecutivo cuando se iba a tomar una decisión de este tipo. Ahora no me consultaron, no supe.
“Es una decisión independiente, autónoma, del Poder Judicial, como deben ser las cosas”, respondió en su conferencia mañanera del pasado miércoles.
Pareciera que el mensaje del poder también fue para Alejandro Armenta, otra de las veladoras encendidas por quien atropelló a una periodista con el fin de proteger a una red de presuntos pederastas, tema de ninguna forma menor.
Los priistas poblanos aseguraron, en un primer momento, que se estaba utilizando la justicia como garrote político.
Sin embargo, anteayer –al menos en el discurso– se deslindaron del ex mandatario y consideraron que es un tema “personal” y que cada quien debe responder por sus actos.
En el contexto es indispensable advertir que, ante la amplia ventaja del candidato de Juntos Haremos Historia, Luis Miguel Barbosa Huerta, nada se necesita hacer chueco ni recurrir a garrotes políticos.
El caso Lydia Cacho y la orden de aprehensión contra Marín, que incluye al ex director de la entoncesPolicía Judicial, Adolfo Karam Beltrán –todo un pájaro de cuenta–, al jefe de Mandamientos Judiciales de la entonces PGJ, Juan Sánchez Moreno –ya preso en Quintana Roo–, y al empresario textilero Kamel Nacif Borge, debe observarse como el alcance del destino.
El karma, le llaman algunos.