Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva
Es realmente ocioso hablar de las campañas políticas. El triunfo de Barbosa es prácticamente incuestionable. Se dice en las pláticas de café, en los war rooms de los candidatos, en las peluquerías, en el mercado, en el cine, en la parada del Metrobús, en las tienditas de la esquina, en las charlas familiares salpicadas de anécdotas cotidianas. El próximo gobernador del estado se llama Luis Miguel Barbosa Huerta.
Esto ya es cuestión de morbo y de muy mala fe, no de análisis o de prospectivas: si el próximo gobernador puede o no caminar, si aún ve, si le tienen que guiar hasta el estrado, que por eso no saluda, que si no se cuida, que a diario está en riesgo. La nota del día es ahora quién ya se sumó a su campaña, qué nuevo traidor ahora será redimido, quién es la nueva contratación, aunque con el paso de los días eso también se vuelve común.
Sin duda la muerte del matrimonio Moreno Valle-Alonso Hidalgo fue una ruptura en el sistema político poblano. Si tan sólo hace algunos meses alguien nos hubiese descrito este escenario, no podríamos creerlo. Algunos personajes en el retiro, otros en franca huida, algunos resucitados, unos más en proceso de jubilarse. Y el público absorto, perdiendo día a día su capacidad de asombro.
De este periodo se tendrá que hablar algún día en las páginas de los libros de Historia. Las consecuencias de la trágica muerte de dos personajes que acumularon poder y capacidad económica aún se sienten en el ambiente. Los daños fueron incalculables para unos, y muy benéficos para otros.
Viéndolo de manera positiva, este periodo nos sirve para experimentar de primera mano un profundo vacío de poder en un sistema político.
La primera lección es que no existen vacíos, estos son cubiertos de inmediato, quizá por personajes que no nos agraden, de la picaresca más simplona y absurda, pero personajes al fin, así son las crisis. Los políticos que cubren estos huecos se esfuerzan a diario por hacerse pasar por profesionales, pero lo real es que el cargo les cayó del cielo, son unos perfectos snob.
La segunda lección tiene que ver con el estilo personal de gobernar de cada uno de los personajes que se yerguen como amos y señores feudales. El estilo de Moreno Valle fue su principio y su final. Si de árboles habláramos, Rafael era un eucalipto, nada crece a su alrededor, es una plaga que destruye todo a su paso. Lo cierto es que no hubo herederos de su imperio, nadie pudo llenar sus zapatos, la muestra más clara es que el morenovallismo es inexistente, lo que parecía impensable ocurrió. Su estilo, altamente efectivo para doblegar enemigos, fue incapaz de generar una escuela, nadie es nada sin el difunto senador. Todos sus seguidores y cuadros operativos fueron reducidos a nada. Quizá nunca lo fueron. Existe una gran diferencia entre un estratega y un peón.
A muchos quizá no les gusta la clase política que asumirá el poder, insulsos y sin nobleza, lerdos e improvisados, pero es lo que hay, es lo que quedó después del colapso del sistema político. Estos son los cimientos de lo que se habrá de construir en los próximos años o décadas en el sistema político poblano. Algún día una nueva clase política habrá de llegar al poder y seguramente también habrá un periodo de luz y esplendor. Por ahora esto es lo que hay.
La reconstrucción de la sociedad poblana es una tarea de titanes, de verdaderos hombres y mujeres con un profundo sentido del servicio público, con visión de Estado, no de partido ni de facción, tampoco de intereses más allá de los sociales, por supuesto me refiero a los económicos. Tengo mis dudas fundadas respecto a la capacidad de aquellos que hoy, por circunstancias de la vida y de la muerte, son los herederos del poder. Espero que el tiempo me demuestre lo contrario.
¿De los otros candidatos? Que alguien les diga que están muertos, son almas en pena. Que son los candidatos perfectos, pero para aparecer como personajes de una novela con tintes rulfianos. Dios se apiade de su alma. Comenzaron sus campañas siendo dignos de admiración, por su espíritu Kamikase; hoy, con el corazón en la mano, pido con mucho sentimiento, que alguien de su equipo arroje la toalla, paren por favor la masacre.