La Quinta Columna Exprés
Por: Mario Alberto Mejía 

Apenas acababa de girarse la orden de aprehensión en su contra en el Primer Tribunal Unitario del Vigésimo Séptimo Circuito, con sede en Cancún, Quintana Roo, cuando Mario Marín Torres recibió un mensaje urgente de una voz del Poder Judicial.

Fuentes cercanas al ex gobernador cuentan que de inmediato hizo maletas y se fue a la Ciudad de México.

Y lo hizo directamente al bufete jurídico Nassar Nassar y Asociados.

Ese jueves 11, Marín tenía una agenda llena de encuentros políticos.

Y es que estaba de vuelta a la vida pública y no pensaba limitarse como en el pasado reciente, cuando tenía casi prohibido hacer vida social.

En su agenda estaban mítines de su protegido Alberto Jiménez Merino y encuentros privados con personajes ligados a Alejandro Armenta Mier.

Marín no lo disimulaba: tenía dos candidatos.

A Armenta quería colarlo a la candidatura de Morena a la gubernatura de Puebla para hacer el uno-dos con Jiménez Merino.

Y si las cosas se daban, y los dos se iban a la campaña, en un momento propicio haría que Jiménez Merino declinara por Armenta.

Pero las cosas se le estaban complicando.

Armenta no lograba hacerse de la candidatura y el priista no crecía.

La Ley de Murphy es muy clara: Cuando las cosas salen mal, pueden ponerse peor.

Y así ocurrió con Marín.

Por recomendación de sus amigos en la Ciudad de México, el ex gobernador tocó las puertas de José Luis Nassar Daw, quien de inmediato le empezó a armar un amparo de fondo para evitar la detención.

Quería todo, menos una foto con policías a su lado.

No estaba en sus planes verse humillado por la prensa nacional y local con una imagen de sometimiento.

Él, que a tantos había humillado, no quería verse en la misma situación.

Adolfo Karam también acudió al mismo despacho a tramitar un amparo.

Sus planes de construirse una mansión en un terreno en Atlixco —mismo que, según fuentes confiables, costó 20 millones de pesos— tendrían que posponerse.

Lo de hoy era salvar el pellejo.

Literalmente.

Canceló, entre otras cosas, una comida de amigos a realizarse en un rancho.

Marín hizo lo mismo con un bautizo sabatino en Atlixco.

No estaba para fiestas.

¿Se encontraron Marín y Karam en algún momento en esas horas negras?

Nadie lo sabe.

La única certeza es que están técnicamente prófugos.

Algunas versiones apuntaban que las alertas migratorias fueron activadas la mañana del sábado.

No ocurrió así.

Cuando menos hasta este domingo 14 de abril no había alerta alguna encendida.