La Quinta Columna Exprés
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam 

Entre 2008 y 2017, Enrique Cárdenas Sánchez defraudó al fisco por cantidades millonarias, cometió peculado al desviar dinero público a intereses personales, usó tramposamente una asociación civil sin fines de lucro para obtener ganancias ilícitas y pudo haber recurrido a una outsourcing en aras de cobrar dinero black.

Esto se desprende de un reportaje de la reportera Alejandra Canchola publicado este martes en el diario El Universal, mismo que exhibe al candidato del PAN-PRD-MC a la gubernatura de Puebla como un vulgar estafador.

Y todo a partir de una denuncia que Álvaro Ramírez Rivera, académico de la BUAP, interpuso ante la Fiscalía General de la República por presunto peculado y defraudación fiscal.

En El Universal se lee que, en función de la denuncia presentada, “Cárdenas Sánchez habría defraudado a la autoridad fiscal al no comprobar 14 millones 250 mil 138 pesos durante los 11 años que dirigió el Centro de Estudios Espinosa Yglesias, A.C. (CEEY)”.

Entre 2006 y 2017 —revela el reportaje—, Cárdenas percibió ingresos por más de 24 millones de pesos, y manejó sin rendir cuentas cerca de 285 millones en efectivo durante 11 años.

A través del CEEY, subsidiado con los donativos en efectivo de las fundaciones Espinosa Rugarcía I.B.P y ESRU A.C., y desde su carácter de director ejecutivo del organismo, habría diseñado un esquema de defraudación que burló el Servicio de Administración Tributaria y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

El académico de la BUAP se basó en una rigurosa consulta en fuentes abiertas sobre Cárdenas Sánchez en aras de “generar un perfil de honestidad de los candidatos al gobierno poblano”.

Lo que encendió una “alerta de irregularidad” fue que en “2011, 2012 y 2015, el Centro de Estudios Espinosa Yglesias informó al SAT que no se erogó monto alguno en el concepto de director ejecutivo, cargo que sí desempeñó en esos años Enrique Cárdenas”.

El contraste es notable, pues cuando sí cobró su salario lo hizo brutalmente.

Quien esto escribe detectó —de acuerdo con la información pública— que en 2008 se da la primera defraudación fiscal, una vez que el solo salario de Cárdenas —un millón 948 mil pesos— alcanzó el 19 por ciento de los gastos administrativos. Es decir: rebasó en un 14 por ciento el porcentaje autorizado por el Reglamento de la Ley del Impuesto Sobre la Renta.

Una vez hallada la fórmula, las defraudaciones continuaron en 2009 (17 por ciento), 2010 (12 por ciento), 2013 (13 por ciento), 2014 (15 por ciento), 2016 (12 por ciento) y 2017 (9 por ciento).

Misteriosamente —como ya lo habíamos dicho—, los años 2011, 2012 y 2015, Cárdenas Sánchez no recibió su salario de director ejecutivo.

No hay constancia pública de que en esos años haya dejado de ser el representante legal y director ejecutivo del CEEY. ¿Cómo se le hace para trabajar en un organismo sin recibir un sueldo?

Y no hablamos de uno o dos meses, sino de tres largos años. ¿Qué otro esquema fuera de la ley fue utilizado para pagar su sueldo millonario?

Y es que lo que empezó como un salario modesto en 2006 alcanzó montos de más de 4 millones y medio en 2014 y 2016.

El último año de su ejercicio se retiró ganando más de 4 millones.

En su mejor momento, pues, percibió 350 mil pesos mensuales.

Más de lo que ganaban el presidente Peña Nieto y el secretario de Hacienda en funciones.

Mucho más de lo que gana hoy el presidente López Obrador.

Nada mal para el representante legal de una Donataria Autorizada que vive de aportaciones voluntarias.

Y como esos recursos son autorizados por el SAT como donaciones se convierten en dinero público, lo que incorpora otra figura delictiva en esta trama: el peculado.

El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define peculado como “delito que consiste en el hurto de caudales del erario, cometido por aquel a quien está confiada su administración”.

Cárdenas administraba las donaciones de una asociación civil sin fines de lucro, pero lucró abiertamente con dinero público. Moraleja: Cárdenas hurtó “caudales del erario”.

¿Dónde quedó el candidato probo, honesto, transparente?

En el bote de la basura más abyecta y hedionda.

 En el reportaje de El Universal publicado hoy se afirma que el denunciante recurrió al Sistema de Consulta de Información de Transparencia de Donatarias Autorizadas del SAT.

Tras cruzar la información obtenida quedó evidenciado el esquema fraudulento que movió al candidato del PAN a pervertir el sentido de las asociaciones civiles sin fines de lucro para obtener ganancias millonarias.

También se detectaron irregularidades en el cumplimiento de lo dispuesto en el Reglamento de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (RLISR) abrogado en 2015, así como lo dispuesto en el RLISR vigente.

¿Qué preceptos legales se transgredieron?

Vea el hipócrita lector:

El primer párrafo del artículo 110 del RLISR abrogado en 2015 y el inciso A del artículo 138 del RLISR vigente establecen que “los donativos y sus rendimientos deberán destinarse única y exclusivamente a los fines propios del objeto social de las donatarias. En ningún caso podrán dichas donatarias destinar más del 5 por ciento de los donativos y, en su caso, de los rendimientos que perciban para cubrir sus gastos de administración”.

Hay que decir que el Centro de Estudios Espinosa Yglesias vive de las aportaciones de las fundaciones citadas y se le considera “donataria autorizada”.

Cárdenas Sánchez fue representante legal y director ejecutivo del CEEY de 2005 a 2017.

Se considera como “donataria autorizada” a una organización civil o fideicomiso que cuenta con autorización por parte del SAT para recibir donativos deducibles del Impuesto Sobre la Renta.

El solo salario del hoy candidato del PAN, PRD y MC rebasa en siete años de ejercicio el 5 por ciento de los ingresos totales del CEEY.

La duda mata: ¿En qué costal metieron gastos administrativos como renta de oficinas, salarios de ejecutivos, y pago de encuestas, secretarias, auxiliares y personal de limpieza?

Un punto llama la atención del reportaje de El Universal, y fue lo que motivó la denuncia ante la Fiscalía: durante tres años, Cárdenas no recibió un solo centavo de su millonario salario.

Es en esta parte cuando surge la posibilidad de que haya recurrido a un esquema ilegal para cobrar su salario.

¿Una outsourcing?

No lo dude el lector.