Por: Guadalupe Juárez

En un salón del hotel NH, ubicado en el Centro de la capital poblana, sale humo como si se tratara de un concierto o un show en un antro o en un centro nocturno.

Afuera, Enrique Cárdenas se acomoda un micrófono de diadema mientras espera a su esposa que sale del elevador junto a su vocero, Francisco Fraile, y la presidenta estatal de Acción Nacional, Genoveva Huerta Villegas.

Y entonces respira y se encuentra en la oscuridad y unas luces intermitentes con los gritos de jóvenes que mueven las manos al ritmo de música electrónica con sus celulares. Y Cárdenas sonríe porque el performance parece funcionar, un hombre vestido de luchador y un grupo de 50 jóvenes coreando su nombre.

Él entra y alza las manos e intenta no desentonar con la dinámica de la animadora que usa una chicharra para avisarle que sólo tendrá 120 segundos para responder cada una de las preguntas de los asistentes relacionadas con los tópicos que envían a través de mensajes de texto, como si fuera un programa de concursos de canto donde tienes que votar por tu favorito.

Enrique Cárdenas quiere entonar con el escenario y busca responder los cuestionamientos de quien toma la palabra, aunque tropieza cuando le vuelven a preguntar sobre el aborto, porque entonces responde que está a favor de la vida de “la mujer y de los bebés”.

También evita fijar una postura sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, porque dice que al igual que el aborto, es un tema del Congreso local e intenta lanzar una crítica hacia éste al asegurar que no ha representado a la ciudadanía como debe.

Las preguntas y respuestas fluyen conforme al plan. Ha pasado una hora y el candidato al gobierno estatal ya está cómodo, hasta que una pregunta lo hace titubear.

—¿Cuál sería su primera acción como gobernador?—, dice una joven.

—Uff, újule todas estas cosas— responde, al referirse a sus acciones contra los feminicidios, el combate a la delincuencia, la aplicación de una política económica para el estado, de créditos a la palabra de la mujer, aunque sea una iniciativa de los gobiernos que alguna vez criticó.

En su silla, Enrique Cárdenas gira 180 grados cada que puede para no dar la espalda a los asistentes, y vuelve a su comodidad porque dice que él está acostumbrado a los jóvenes por haber sido rector.

Aunque de nuevo preguntas sobre su signo zodiacal o su música favorita lo hacen desentonar con el show, aunque al final intentan integrarlo moviendo su celular con las luces apagadas. Y Enrique Cárdenas sólo mueve los brazos, sin coordinación con sus pies y doblando las rodillas de forma arrítmica.