Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo 

El que fuera el partido hegemónico en Puebla durante más de 70 años, el PRI, vive su peor momento en toda la historia con toda su estructura volcada a favor del candidato por Morena a la gubernatura, Luis Miguel Barbosa Huerta.

El último clavo al ataúd del tricolor se lo puso la ex dirigente de la CNC en el estado, Maritza Marín Marcelo, quien decidió migrar de esta organización y formar su propia asociación bajo el nombre de Movimiento Agrarista Emiliano Zapata, la cual le manifestó su abierto apoyo a Luis Miguel Barbosa Huerta.

Antes, el líder de la CTM, Leobardo Soto, también ya se había dejado ver al lado del candidato lopezobradorista, lo mismo que la también dirigente del Consejo Taxista, Erika Díaz, ambos personajes ligados al ex gobernador panista, Rafael Moreno Valle y su esposa Martha Erika Alonso.

La fuga de priistas a las filas de Morena es tan larga que una buena parte del posible triunfo que obtenga Barbosa Huerta se deberá a las estructuras, del que, repito, fue el partido hegemónico durante más de 70 años y que hoy ha quedado reducido a migajas.

La ruptura con la ex dirigente de la central campesina más importante en el estado y el país es un duro golpe para el candidato por el tricolor a la gubernatura, Alberto Jiménez Merino, quien precisamente tiene su origen en esta organización.

Tampoco se le puede culpar de todo a los priistas que han decidido abandonar la nave tricolor, mucha responsabilidad la tiene la dirigencia nacional de este partido en manos de Claudia Ruiz Massieu, una verdadera inútil que terminó por hundir lo poco que aún quedaba del tricolor, luego del desastroso sexenio peñista.

De igual forma, y no es defensa, tampoco se les puede llamar traidores a quienes han decidido apoyar a Luis Miguel Barbosa, porque muchos de estos cuadros fueron abandonados y relegados por su dirigencia nacional y local.

Por si fuera poco y como lo adelanté en este mismo espacio, el PRI está por fusionarse con Morena a través de su abanderado a la presidencia nacional de este instituto político, el aún gobernador de Campeche, Alejandro Moreno (Alito), el candidato del presidente López Obrador para que dirija al ex partidazo.

Una vez que se dé este fenómeno donde el Presidente de la República se convierta en el jefe máximo de estos dos partidos, entonces de verdad que valdrá la pena hacer la siguiente reflexión, ¿Fueron traidores los que apoyaron a Morena?

Hoy que muchos priistas reclaman la expulsión de personajes como Javier López Zavala, Leobardo Soto y Maritza Marín, mejor deberían reflexionar muy bien las cosas y poner todo en el ámbito de su justa medida.

El PRI debe entrar en un periodo de amplia reflexión luego de la elección del 2 de junio, sobre cuál debe ser su futuro y como también lo mencioné en su momento, si quiere ser apéndice o está dispuesto a vivir en la oposición, con todo lo que representa esto, es decir, sin recursos y con pocas oportunidades de volver a pelear por el poder.

Lo que sí es una realidad es que también la campaña del candidato por Morena a la gubernatura, Luis Miguel Barbosa, no sería la misma si no tuviera el apoyo de todos estos ex priistas que vinieron a reforzar con su experiencia electoral, las filas de Morena, desplazado el romanticismo de los primeros años de este partido “ciudadano”.

Una buena parte de los operadores, hoy en campo del candidato Miguel Barbosa, tienen su origen en el PRI, partido que es minimizado, pero aun así gobierna en 80 municipios de la entidad y constituye una fuerza importante en varias juntas auxiliares.

También debe ser digno de análisis el papel que desempeñó el propio candidato a la gubernatura, Alberto Jiménez Merino, para acelerar la debacle del ex partidazo, hasta hundirlo en la peor crisis de su historia.

Y es que una y otra vez se dijo que Jiménez es un hombre bien intencionado, pero sin los tañamos necesarios para dar pelea en esta contienda, la cual se daba en una coyuntura que hubiera podido ser favorable para este partido si no hubiera llegado tan dividido.

En fin, ya el tiempo juzgará a los priistas que se sumaron a Morena en esta campaña y también al candidato tricolor y a su propio dirigente, Lorenzo Rivera Sosa, quien tampoco estuvo a la altura de las circunstancias.