Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo 

James Carvile, el célebre asesor del entonces candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos (1992), Bill Clinton, no se equivocó cuando dijo: “¡Es la economía, estúpidos!”.

Es cierto, todo gira en torno al tema económico y cómo afecta precisamente a los bolsillos de quienes vivimos en nuestros países.

Lo anterior viene a colación porque la siempre frágil economía nacional comienza a resquebrajarse, a casi seis meses de haber arrancado la administración del presidente López Obrador, lo cual constituye uno de los dos focos rojos en este momento.

La palabra que más suena hoy entre los mexicanos es “incertidumbre”, con el país metido en una crisis de confianza que ya afectó la economía, lo que en cualquier momento puede contaminarse con la de inseguridad y reforzarse mutuamente; vaya coctel explosivo.

El punto medular se centra en una serie de decisiones que siempre iban a tener un costo y finalmente la maldita realidad, terca como es, terminó por demostrar que así fue, aunque desafortunadamente hay quienes se aferran a que no sea así.

De esta manera, se observa cómo los inversionistas, independientemente de todo lo que diga o haga el gobierno federal, están decidiendo no invertir en el país. La realidad así lo demuestra, ya que el indicador de la Inversión Fija Bruta de febrero de este año, que es el gasto que efectivamente se hace en maquinaria y equipo en el país, volvió a caer respecto al mismo mes, pero del año pasado, con una cifra dura y contundente.

Los números son fríos: la inversión en construcción cayó 0.5%, la compra de maquinaria y equipo nacional se redujo 10.7% y la compra de equipo de transporte nacional lo hizo 4.1%. En el caso de las importaciones, la compra de maquinaria y equipo se redujo 5.6%. La verdad, de miedo.

Pero como dijera el clásico: aún hay más. La incertidumbre, o la falta de confianza, tiene consecuencias en sectores como el industrial, que en marzo registró una caída de -1.3% con respecto al mismo mes del año pasado, -2.6%, su peor nivel en cinco años. Y todavía dice que todo va “requetebién”.

El Indicador Mensual del Consumo Privado en el mercado interno se quedó en un crecimiento de apenas 1.9% con respecto a febrero de 2018, a pesar de los apoyos en efectivo del gobierno federal.

La economía mexicana ha entrado en su espiral descendente, pero aun no toca fondo y lamentablemente no quiero ser pesimista, pero lo peor está por venir.

Me explico: la guerra comercial que ha iniciado el presidente estadounidense Donald Trump contra China tiene claros fines electorales: el magnate busca la reelección y sabe perfectamente volviendo a lo mismo, que la economía es el eje fundamental de las cosas.

Hace 15 días Trump festejó en Twitter que la empresa Gallup señalaba que 56% de los norteamericanos sentía que su economía está mejor que antes, esta cifra es la mayor desde 2002, lo que en términos políticos equivale a la reelección de este polémico personaje.

La guerra comercial con China, a la que impuso nuevos aranceles a sus exportaciones, y la respuesta del gigante asiático, obedece a esta estrategia, pero tuvo sus repercusiones en los mercados, los cuales entraron en recesión con caídas en todas las bolsas.

México no es una isla, es muy fácil decir que se terminó la era del neoliberalismo en el país, suena muy bonito, tan bonito como meses después firmar un acuerdo de refinanciamiento de la deuda con HSBC, el banco más global del mundo y autor de la guerra del opio entre ingleses y chinos.

Nuestro país debe prepararse para hacer frente a estas repercusiones y no con demagogia ni programas bananeros, so pena de sufrir las consecuencias.

Hasta ahora es un misterio por qué el tipo de cambio se ha mantenido estable a pesar de toda esta inestabilidad; no obstante, hay sospechas de que sin que nadie lo haya notado porque no se hace público, se estén inyectado recursos de las reservas al mercado para mantener al peso, lo cual sería gravísimo.

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