Por: Osvaldo Valencia
Cuando Miguel Barbosa ve a la gente en sus eventos ve más que ciudadanos.
Se recarga unos segundos en el presídium, se detiene a contemplar a la gente que proviene de la ciudad, pero a aquellas a las que el desarrollo no llegó en los últimos años; de la zona rural a la que se le quitó el campo.
Ve a las personas, ve lo que han perdido y lo que les han quitado; sólo ve un culpable de esa situación: la corrupción.
Apunta a políticas de gestiones pasadas como insuficientes para trabajar el campo.
Acusa a sus predecesores en la administración pública de abandonar al campo poblano al destinar sólo 0.5% del presupuesto anual del estado, alrededor de 600 millones de pesos, que para detonar el campo poco o nada sirven.
“Eso no es política para mí, el campo necesita ser impulsado desde la siembra hasta la cosecha, no solamente con créditos y por eso tenemos que cambiar nuestras cifras en el presupuesto del estado para mejorar en un buen porcentaje el presupuesto estatal anual”, exclama.
Pero en Miguel Barbosa está la certeza de que la pobreza, aparte de permitirla el gobierno, es explotada por los particulares, por las empresas, por las mineras, que además de quitarle a la tierra sus riquezas, les arrebatan a las personas sus patrimonios a precios de risa.
“Los (gobiernos) estatales y municipales se han puesto de tapetes para la explotación de la minería, del suelo al medio ambiente”, recrimina.
Para Miguel Barbosa, que los programas de apoyo federales no lleguen al agro poblano y que ahora no haya proyectos y programas a nivel estatal también han hundido al poblano de la Mixteca, de la Sierra Norte, de la Sierra Negra, de la Sierra Oriental y de las faldas del Popocatépetl, en un solo mal: la pobreza.
Barbosa se compromete con los que les han arrebatado el campo porque se identifica con ellos, sabe lo que es esperar dos cosechas al año, el precio al que se vende el producto y la corrupción que la acompaña en su venta hasta en la tenencia de la tierra.
“Conmigo eso se va a acabar, vamos a someter a consulta como lo establece la Constitución federal, vamos a establecer las consultas para conocer si los proyectos mineros, si las hidroeléctricas tienen la consulta desahogada en cuanto a apoyo se refiere, y si no la tienen, vamos a parar la construcción de esos proyectos de muerte”, sentencia como su advertencia de su combate contra la corrupción en el campo.