El Confesionario
Por: Ray Zubiri / @RayZubiri
Y esto es lo que se dejó ver hace unos días en el gremio periodístico nacional luego de que el periódico Reforma publicara una lista (que habría elaborado Presidencia de la República y habría entregado al INAI, Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales) donde aparecían el nombre de 36 periodistas y sus empresas que “fueron beneficiadas con contratos durante el sexenio del ex Jefe del Ejecutivo Enrique Peña Nieto”.
Varios casi casi los crucifican llenándose la boca de que son periodistas “maiceados” o “chayoteados” como les llama el presidente Andrés Manuel López Obrador, incluso otros medios de comunicación “celos, envidia o coraje” es lo que este reportero que escribe puede percibir.
Aquí la lista; Joaquín López Dóriga: 251 millones 482 mil, Federico Arreola-Periódico Digital Sendero: 153 millones 578 mil 253 pesos, Enrique Krauze: -Clío y la revista Letras Libres: 144 millones 80 mil 995 pesos, Óscar Mario Beteta: 74 millones 571 mil 100 pesos, Beatriz Pagés: 57 millones 204 mil 346 pesos, Callo de Hacha: 47 millones 389 mil 112 pesos, Raymundo Rivapalacio: 31 millones 138 mil 703 pesos, Ricardo Alemán: 25 millones 851 mil 109 pesos, Adela Micha: 24 millones 365 mil 501 pesos, Luis Soto: 23 millones 631 mil 357, Pablo Hiriart: 22 millones 149 mil 942 pesos, Jorge Fernández Menéndez: 19 millones 776 mil 381 pesos, Rafael Cardona: 15 millones 814 mil 265, Roberto Rock: 15 millones 819 mil 516 pesos, Francisco García Davish, agencia Quadratin: 14 millones 369 mil 481, Eunice Ortega: 10 millones 607 mil pesos, Maru Rojas: nueve millones 554 mil 903 pesos, Guillermo Ochoa 8 millones 178 mil, Animal Político 7 millones 753 mil, Eduardo Ruiz Healy: cuatro millones 242 mil, Nino Canún; un millón 636 mil pesos.
Ahora como dicen en mi pueblo: “Si me envidias, envídiame también lo malo”, y precisamente es lo que pocos se han detenido a pensar que al hacerse públicos estos documentos ponen en riesgo tanto al periodista como a la gente que trabaja en ellas y a sus familias.
Tampoco explican que aunque se vean muchos millones varios periodistas son empresarios ya sea como dueños de medios o comprando tiempo aire en el que se emiten sus programas o contenidos tanto en radio, televisión, prensa o alguna otra plataforma; ojo no todo es moche “libre de polvo y paja”, muchos espacios son auspiciados por grupos de poder político.
Y si ya se nos olvidó, México ocupa el lugar 140 de 163 en el Índice Global de Paz (IGP) y es uno de los países con más violencia y homicidios del mundo, sólo por arriba de países como Palestina, Venezuela, Colombia, Corea del Norte e Irak, ahora imagínense ustedes haciendo públicos los ingresos de estas personas, se convierte prácticamente en un catálogo que los pone en la mira de muchas cosas.
Los tiempos ya no son los mismos de cuando Jacobo Zabludovsky era quien repartía las tortas y el público confiaba a ojos cerrados en lo que él informaba. Hoy tiene más credibilidad una cuenta de Facebook de denuncia vecinal que un medio de comunicación. La gente perfectamente sabe a quién leer, ver o escuchar y qué le ofrece; para ello hay que conocer al público, cosa que a muchos se les ha olvidado y hacen y generan contenidos creyendo que el público es acéfalo emitiendo noticias que dan risa, verdades a medias y mentiras completas que gracias a la tecnología el público puede contrastar en cualquier momento.
Los medios de comunicación están llorando porque las ventas están en picada, ¡Claro! porque se han dado cuenta de que les daban atole con el dedo, por eso es tan difícil captar al público porque ya no es una clase pendeja y jodida como decía Emilio Azcárraga El Tigre porque hoy en día “la gente ya se sabe el truco del mago”.
Al final del día concluyó diciendo: “Aquel periodista o medio de comunicación que esté libre de pecado, que tire la primera piedra”, y cito una frase del también presidente de la republica Álvaro Obregón: “Nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos”.
Pueden irse en paz, esta columna ha terminado.
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