Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva
La luna de miel que exhibieron el fin de semana el candidato a la gubernatura Miguel Barbosa y su otrora adversario interno en Morena, el
senador Alejandro Armenta, da picazón y franca amargura a algunos barbosistas químicamente puros, quienes insisten en la expulsión –o al menos una sanción– contra el ex priista, por los denuestos en la precampaña. Se esmeran por hacerle notar, desde los gestos hasta las actitudes, que no lo quieren en su “mundo perfecto”. A pesar del reconocimiento de “madurez” y del apoyo de todo su equipo, que hizo Barbosa de Armenta, personajes como Gabriel Biestro, Julieta Ven- ces y Eudoxio Morales, entre otros, pasaron un mal rato cuando el sábado públicamente se prodigaron halagos y agradecimientos. El rencor los consume todavía; también la ambición, de cara a la repartición de las jugosas posiciones en el futuro gabinete.
Entre a quienes también les da una intensa picazón la reconciliación entre Barbosa y Ar- menta, de manera muy enfática, cuente usted al ex diputado local Eric Cotoñeto, quien encabeza un grupo muy cercano al próximo gobernador que ve peligrar sus intereses.
Esa facción del barbosismo que lidera Cotoñeto y algunos otros leales, está muy interesada en posiciones relevantes, si no es que todas, en las secretarías de Finanzas y General de Gobierno, así como en Infraestructura, Movilidad y Transporte.
La renovada cercanía de su líder con Armenta los pone nerviosos, ante la posibilidad de que armentistas (u otros externos) lleguen a los cargos que ellos desean –para terminar de salir de pobres–.
Cotoñeto y sus huestes pierden de vista que hay acuerdos que los trascienden y que al menos hasta hoy hay tres que lucen firmes en sus posiciones de poder en el nuevo gobierno: Fernando Manzanilla, en la Secretaría Ge- neral de Gobierno; Jorge Estefan Chidiac, en Finanzas y Administración, y Antonio Peniche, en Infraestructura.
Y con todo y sus equipos.
Hay celos, rencores y disputas prematuras. Esas se dejaron ver en otros personajes más el sábado.
Por la mañana, primero en un acto con maestros en el Centro de Convenciones de San Pedro Cholula, que organizó el diputado federal elbista-morenista Guillermo Aréchiga Santamaría, varios quisieron hacer patente su desprecio al también presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara alta.
La narrativa de los testigos es elocuente.
Los organizadores dieron órdenes a los encargados de la logística de sentar a Armenta en segunda fila.
Esa instrucción, por supuesto, solamente pudo llegar de alguno de los más notables líderes del barbosismo, quizá también diputado local.
Armenta se tragó su orgullo y tomó lugar, pero Aréchiga se percató del abierto desdén que se configuraba y fue por él, para ponerlo al frente y al lado del coordinador de los diputados federales de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Mario Delgado Carrillo, quien vino a Puebla a apoyar al candidato de Juntos Haremos Historia.
Una vez que falló la estrategia de desprecio, coincidentemente Gabriel Biestro Medini- lla, presidente de la Junta de Gobierno del Congreso local, prefirió no tener sitio en el presídium y cuentan que se fue a la cocina, literal, del recinto, mientras Barbosa agrade- cía en su discurso el apoyo de Armenta.
Gabriel Biestro es un buen muchacho, hasta bien intencionado, pero ojalá aprendiera 10% de lo que su jefe, el candidato a la gubernatura, sabe sobre política y el bello arte de tragar sapos sin hacer gestos.
Lo mismo Cotoñeto, un sujeto que suele vivir en el pasado, hundido en rencores sin sentido tratándose, como se supone se trata, de un político profesional.
El candidato morenista, en el acto con maestros, fue claridoso sobre su nueva relación con el senador Alejandro Armenta y alabó su “madurez política”.
“Vamos juntos, vamos juntos al encuentro. Vamos juntos por la victoria, la transformación y el cambio verdadero”, dijo mientras Armenta se levantó de su asiento y lo tomó de la mano para juntos alzar los brazos en señal de victoria.
Luego, en entrevista, Luis Miguel Barbosa aseguraría que la suma de Armenta, sus operadores y sus simpatizantes llega de forma oportuna y no tardía, a 18 días de que concluyan las campañas.
Recordó que “hace dos semanas que llegamos a un acuerdo con Alejandro Armen- ta y él se incorporó con su equipo y lo hizo a tiempo”.
Desde el acto en Cholula, las caras de varios delataron que, o no sabían que estaba convoca- do Armenta, o no pensaban que fuera a acudir.
Hicieron rostro de “qué haces aquí” los diputados federales Julieta Vences, Eudoxio Morales –a quien se atribuye la coordinación de campaña sucia en redes contra el senador–, la petista Lizeth Sánchez García y la local Olga Lucía Romero Garci Crespo.
Luego, en una concentración en el Barrio del Artista, ya en la capital poblana, Biestro lo volvió a hacer.
Se negó de nuevo a estar en el emplete si estaba Armenta y prefirió bajarse de éste, con su compañera Nora Escamilla, para ir por un café a uno de los restaurantes cercanos.
Morena vive una renovada unidad.
Sí, pero también, como se observa, hay resabios y rencores.
Unos gozan una luna de miel plena. Otros una luna amarga y muy celosa.
Las disputas pueden salirse de control en
la distribución del pastel, aunque un manotazo en la mesa de Miguel Barbosa obligará a todos a ponerse quietos para recordar que primero lo primero y que lo importante nunca puede estar por encima de lo urgente.