El candidato a gobernador por Juntos HAcemos Historia dice conocer los kilómetros carreteros del estado —mil 200— y la inversión requerida para rehabilitarlos, pero la mayor prioridad es recuperar los caminos que conectan a las juntas auxiliares.

Por: Osvaldo Valencia

En el ocaso de los días de campaña Miguel Barbosa Huerta tiene su vista enfocada en los siguientes cinco años, no más allá de eso.

En cada uno de sus recientes eventos observa a los afectados por los gobiernos del pasado, a los empobrecidos del campo, a los olvidados de los pueblos originarios.

En Tulcingo del Valle una voz desenfrenada de mujer en el micrófono comparte el ideal de Miguel Barbosa, se desvive con sus propuestas, se identifica con su lucha enarbolada hace casi un año, y lo quiere ver más allá de los cinco años trazados por el ex senador.

Le dicen que lo quieren apoyar más allá de la gubernatura, aunque en ocasiones anteriores Barbosa Huerta haya dicho que su último cargo será el de mandatario estatal.

El alarido de la gente en Tulcingo, muchos de ellos provenientes de Acatlán de Osorio, Tehuitzingo, Chiautla y Jalpan se hace presente, se emocionan en pensar en una última aventura electoral por “la grande”.

En su asiento, Miguel Barbosa suelta una modesta carcajada, se dibuja una sonrisa en el rostro por unos pocos segundos y se recompone, vuelve su mirada, atenta a sus invitados, al público, al presente.

Miguel deja la mirada en el presente de los pobladores que lo recibieron la tarde del jueves en el Zócalo de Tulcingo del Valle, en sus caminos deteriorados, en sus campos abandonados:

Se dice seguro de conocer los kilómetros carreteros del estado —mil 200— y la inversión requerida para rehabilitarlos, pero afirma que la mayor prioridad es recuperar los caminos que conectan a las juntas auxiliares de todos los municipios.

Escucha que además del problema de la seguridad, los pobladores de la Mixteca poblana necesitan hospitales para cada demarcación de la región.

Barbosa oye cada problema que sabe son el producto de administraciones anteriores y que debe solucionar en su gobierno.

—Vamos a entrarle a todo, tenemos cinco años y medio, pero quiero plantar un desarrollo regional estratégico en todo el estado; que en ese desarrollo estatal estratégico aspire a que el siguiente gobierno, un gobierno derivado de un proceso democrático, que suceda al gobierno de nosotros haya sido uno honesto, uno austero, uno de principios, un gobierno transparente donde se haya combatido a la corrupción.

En su visión de Estado, Barbosa nunca habla de su futuro después de esos cinco años porque, para él, el fin de su carrera debe ser el inicio de un estilo de política.

—Oiga, ya lo candidatearon para Los Pinos, señor —le pregunta un reportero.

—Me quieren mucho acá. Yo me desmarco de esa apertura —dice un candidato tranquilo, sonriente, con la mirada en un proyecto de cinco años, no más.