Las Serpientes
Por: Ricardo Morales / @riva_leo

El célebre dramaturgo inglés William Shakespeare, en su obra cumbre Hamlet le atribuye al joven príncipe de Dinamarca, que quiere vengar la muerte de su padre, la frase: “¿Ser o no ser?, es la cuestión”.

El dilema que vive Hamlet atormentado por la traición de su madre que se casa con su tío, el asesino de su padre, es el mismo que hoy vive el priismo a nivel nacional y local, ser o no ser.

Ser el apéndice de Morena y jugar al juego que les marca el Presidente de la República y cogobernar o tratar de ser oposición, algo que no está en el ADN priista, acostumbrado al poder, al autoritarismo y a la disciplina a ciegas; ese es su dilema.

Lo anterior viene a colación porque en próximas fechas el PRI deberá decidir qué quiere ser: apéndice de Morena o partido de oposición y arriesgarse a ganar o perder todo.

En los próximos días, el tricolor deberá tomar una decisión con toda su militancia. Decir si quiere oposición o quiere estar el servicio del Presidente y confirmar la especie de que Morena y el tricolor, como lo dijera Timbiriche, son uno mismo.

En breve, el Revolucionario Institucional deberá renovar a su dirigencia nacional y definir el rumbo del ex partidazo; esta decisión es clave, luego del gris periodo cubierto por la sobrina de Carlos Salinas de Gortari, Claudia Ruiz Massieu, cuando el PRI ha terminado por hundirse.

Pero lejos de tocar fondo, el tricolor aún tiene esta aduana por superar: definir qué quiere ser, partido de oposición o una rémora como el Verde, a las órdenes del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien está muy interesado en meter las manos en este proceso.

Tan es así que el candidato de López Obrador no es otro que el aún gobernador de Campeche y presidente de la Conago, Alejandro Moreno, Alito, quien, como vil suripanta, está listo para que Andrés Manuel lo unja como presidente nacional el PRI para confirmar lo que es un secreto a voces, el amasiato, el amor prohibido entre el tricolor y Morena.

Alito es la avanzada de El Peje para apoderarse del ex partidazo y terminar la fusión de la cual en este espacio hemos dado cuenta.

El PRI está dispuesto a poner los espermas y Morena los óvulos para dar nacimiento al nuevo partidazo, el PRIMOR.

Hace unos días comentaba que el tricolor se merece todo lo que le pasa en Puebla, y más, por agachón y sumiso; señalaba que es un partido que no sabe ser oposición, que está acostumbrado a estar a las órdenes de un jefe máximo, que en este caso será el líder de la nueva revolución, la 4T, López Obrador. Hay un nuevo líder en las filas del tricolor que viene a sustituir a Plutarco Elías Calles.

Los priistas están de vuelta, producto del amasiato que viven hoy con Morena, porque dudo mucho que en el tricolor haya gente con dignidad que se oponga a esta designación pues, reitero, están acostumbrados a callar y a obedecer.

El ex partidazo va a entrar a su encrucijada, a su punto de quiebre, vagar –como el panismo– 40 años en el desierto, o sumarse a la 4T y asumir las consecuencias de sus actos.

Ya no pierdan tiempo expulsando a Zavala, a la Barahona –que no representa nada– o a Soto; pronto serán lo mismo, si es que Alito es designado nuevo dirigente nacional del tricolor.

No por nada Alito y el presidente son vecinos; Tabasco y Campeche comparten historia, cultura y tradiciones.

Acostúmbrense priistas: Calles ya quedó en la calle; su nuevo líder máximo se llama Andrés Manuel López Obrador. ¿O acaso van a tener la dignidad suficiente para callarme la boca? Lo dudo.