Las Serpientes
Por: Ricardo Morales / @riva_leo

Un negro panorama se le augura al Partido Acción Nacional una vez que concluya la elección del próximo 2 de junio, cuando todo parece indicar que serán arrasados, luego de que hace sólo unos meses habían ganado la gubernatura.

A nivel nacional, el futuro tampoco se ve nada halagüeño para la dirigencia que encabeza Marko Cortés quien, como lo adelantamos, va a perder Puebla y también Baja California, este último estado seguramente le va a costar la chamba como dirigente nacional del albiazul.

El panismo a nivel nacional y local regresará a su mínima expresión, a lo que era antes de haber obtenido el triunfo en Baja California en 1989 con Ernesto Ruffo Appel y haber inaugurado con el PRI la etapa de la concertacesiones que le permitieron crecer hasta hacerse de la Presidencia de la República en el año 2000.

Nada bueno le espera al panismo poblano, pues se sabe que al día siguiente de que Cárdenas caiga derrotado, si no es que ese mismo día, comenzará la “noche de los cuchillos largos”, una “cena de negros” de todos contra todos, para córtale la cabeza a Genoveva Huerta y apropiarse de los despojos de lo que alguna vez fue el partido hegemónico en Puebla.

La lucha se dará entre dos personajes que ejercen cierto liderazgo: Jorge Aguilar Chedraui, el último de los morenovallistas, y Eduardo Rivera Pérez, el hombre fuerte de la ultraderecha y que goza de una muy buena reputación.

Jorge fue parte de la gente más cercana a los extintos Rafael Moreno Valle Rosas y Martha Erika Alonso, trabajó para ambos y agrupa a lo que aún queda del que fuera el grupo hegemónico, como el ex diputado local y presidente de la Comisión Inspectora, Jesús Zaldívar, entre otros personajes.

Lalo agrupa a Rafael Micalco, ex dirigente estatal; Juan Carlos Mondragón, también ex dirigente del albiazul; a Juan Carlos Espina, contemporáneo suyo en la UPAEP y también ex líder estatal de Acción Nacional en Puebla, entre otros personajes.

Tanto Jorge Aguilar como Eduardo Rivera mantienen comunicación y se puede decir que tienen una buena relación, pero la lucha por el poder hace enemigos a los amigos y viceversa.

Lo único real, lo cierto es que se aproxima una guerra sin cuartel al interior del panismo, agudizada por haber aceptado a Enrique Cárdenas Sánchez como su candidato a la gubernatura, siendo que su principal apoyo era Movimiento Ciudadano y no el PAN.

Acción Nacional va a retroceder a inicios de los 90, cuando Paco Fraile tomó el control del partido y desde ahí organizaba sus ruedas de prensa en el viejo edificio localizado en la esquina de la 2 Sur y 7 Oriente, en el segundo piso.

El panismo en Puebla capital también quedará pulverizado en la ciudad que alguna vez fuera su santuario, merced a que perdió a una buena parte de su base, la cual se fue a Morena o se desinteresó de la política, aunque mantiene un fuerte rechazo al trabajo de la alcaldesa Claudia Rivera.

Desafortunadamente, no hay al interior del albiazul quien pueda capitalizar esa inconformidad, merced a que también otro de sus estandartes, el ex gobernador Tony Gali y su familia, decidieron apartarse del albiazul, tras la muerte de Rafael y Martha.

Sin nadie que pueda capitalizar esta inconformidad en la ciudad que fuera el bastión más importante de este partido y con una pugna interna por quedarse con la dirigencia, lo que garantiza la repartición de las plurinominales, lo único que aún le pueda quedar al PAN, el futuro del albiazul luce sombrío.

Deberán pasar años para que el PAN retome el papel preponderante que jugó en la vida de los poblanos, su castigo se asemeja mucho al éxodo que vivieron los judíos tras abandonar Egipto y traicionar a Yahveh adorando en medio del desierto al becerro de oro. El pueblo de Israel, cuenta la Biblia, vagó durante 40 años hasta encontrar la tierra prometida.