Economía, Política y Otros Pecadillos 
Por: Michel Chaín Carrillo 

ECONOMÍA

Cuando el gobierno iba a festejar la ratificación de T-MEC (TLCAN actualizado) por el Senado, lo cual es sin duda de la mayor importancia del país, que llegan los datos del IMSS a estropear la fiesta.

El IMSS presentó en mayo un balance positivo de afiliaciones (se restan las que se pierden y se suman las nuevas) de tres mil 983 nuevos asegurados netos; el quitarrisas viene porque en mayo de 2018 el balance fue positivo, pero con 33 mil 966 altas. Es decir, se siguen generando empleos formales, pero en menor proporción; para ser claros, 88% menos que en el mismo mes del año pasado.

Para quienes han señalado la pérdida de confianza y dinamismo en el país (o mínimo han leído esta columna), no sorprende que se generen menos empleos formales.  La lógica es simple: a mayor desconfianza, menos consumo e inversión y, por lo tanto, menor generación de empleos; si no se invierte en nuevas plantas (o ampliaciones), pues no hay manera de que aumenten las contrataciones.

Lo que me llamó la atención fue la serie de imprecisiones en las que cayeron, tanto actores políticos como mediáticos, al querer opinar sobre el tema. Y buena parte de estos errores viene de creer, de manera errónea, que los datos del IMSS son equivalentes a la desocupación.

El INEGI calcula la Tasa de Desocupación con base en la Encuesta de Ocupación y Empleo. Sin embargo, la metodología es muy laxa ya que, con haber trabajado unas cuantas horas a la semana, es suficiente para que se considere a alguien como “ocupado” (por eso es muy baja comparada con la de otros países con diferentes metodologías). En el dato más reciente, abril de 2019, la desocupación fue de 3.5% de la población en edad y condiciones de trabajar (Población Económicamente Activa o PEA).

Dado lo barco que resulta la Tasa de Desocupación, muchos analistas utilizan como un substituto más certero, aunque no exacto, los datos de asegurados en el IMSS, ya que la gran mayoría son “asociados a un empleo” (es decir, trabajan y su patrón los tiene inscritos en el IMSS con todas las de la ley) y, por lo tanto, dan una visión más realista la generación de empleos formales. Y es aquí, como se señaló previamente, donde las cosas no pintan bien.

Hubo “opinadores profesionales” que trataron de desvirtuar los datos del IMSS señalando que no toman en cuenta todos los empleos. Tienen razón, pero precisamente esa es la virtud de los datos del instituto: diferenciar entre los empleos formales que brindan a las familias trabajadoras seguridad social y ahorro para el retiro, de aquellos que proveen un ingreso, pero sin una plataforma de bienestar mínimo.

Uno de los problemas estructurales de México, del cual poco se habla últimamente, es la informalidad. Para el periodo de julio a septiembre de 2014 (es el más reciente del INEGI), la tasa de informalidad en México fue de 58.09% del total de la población ocupada.  Paradójicamente, aunque seis de cada 10 mexicanos que trabajan lo hacen en la informalidad, este sector contribuyó en 2017 únicamente con 22.7% del valor del PIB (datos del INEGI).  Dada su baja productividad, si como país le apostamos a la generación de empleos informales, queda claro que no vamos a recuperar el dinamismo de la economía.

POLÍTICA

Revisando la prensa me encontré con una columna de Jorge Castañeda en la que explica por qué Donald Trump puede perder la elección presidencial. Dada la antipatía que Trump genera en el país, pues le entro al chisme y les comparto algunos de sus
argumentos.

A decir de Castañeda, aunque la economía gringa va bien (fundamental para una reelección), Trump no les cae bien a sus paisanos. Las encuestas lo colocan 10 puntos por debajo de Joe Biden, el precandidato demócrata más fuerte; aun más importante: dado que las elecciones gringas se resuelven por votos del Colegio Electoral y no el voto directo de los ciudadanos, con que los demócratas ganen en dos o tres de los estados que hacen la diferencia (Florida, Pennsylvania, Michigan, Wisconsin, Ohio o Iowa), los números podrían no alcanzarle a Trump.

¿Significa que ya perdió? Pues no, porque Trump es un costal de mañas y contra Hillary Clinton lo demostró. Además, en toda la historia de los Estados Unidos sólo dos presidentes (Jimmy Carter en 1980 y George H.W. Bush en 1992) han perdido sus reelecciones. Se va a poner bueno esto.

OTROS PECADILLOS

¿Hay algo más aburrido que la Copa de Oro? ¡Qué bárbaros! De verdad se extraña la participación de México en la Copa América.