Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva 

Fue hace unos días que, en un acto tan privado como discreto, se colocó por fin el cuadro oficial de Martha Erika Alonso Hidalgo en el Salón Gobernadores del Centro Integral de Servicios (CIS) de Angelópolis.

No hubo ceremonia ni había necesidad de ella: en este caso, dadas las circunstancias políticas, sobraban la parafernalia y los acostumbrados rituales del poder.

La decisión de colgar la obra, que refleja a una Martha Erika serena y en la plenitud de su vida, fue tomada por el gobernador Guillermo Pacheco Pulido, en un gesto que lo honra y lo describe tal cual es: un ser humano de excepción —en toda la extensión del término—.

La pintura, realizada por el artista plástico Mauricio Fernández-Gutiérrez, fue instalada a un lado de la de Tony Gali, a dos lugares de la correspondiente al extinto Rafael Moreno Valle, el esposo y compañero de la primera gobernadora que ha tenido Puebla y la primera del PAN, quien gobernó durante sólo 10 días, hasta que la muerte se le atravesó en el camino.

Prácticamente desde la trágica muerte de la pareja, una pareja de poder que se disponía a ampliar su poder, hace casi seis meses, el cuadro había quedado bajo la custodia de Sandra Izcoa, leal colaboradora de la malograda ex gobernadora y quien no paró hasta verlo colocado en el lugar que históricamente le corresponde.

El de Sandra, un último —pero enorme— homenaje de quien supo ser su amiga más allá de los intereses y las veleidades de la política.

El misterio de la muerte de Martha Erika y Rafael sigue siendo eso: un misterio, misterio sin resolver.

Y más cuando las propias investigaciones de la SCT, dependencia que hace unos días informó que el helicóptero Agusta Westland en el que volaban junto con tres personas más estaba en perfectas condiciones, siguen alimentando las sospechas de que el suceso del pasado 24 de diciembre pudo obedecer a un atentado, atentado con síntomas de magnicidio.

Si la nave se encontraba bien, el clima era perfecto y el piloto y copilotos tenían larga experiencia y se sabían de memoria el recorrido que esa tarde hacían, ¿entonces qué sucedió?

¿Por qué se desplomó como se desplomó, en terrenos de cultivo de Santa María Coronango, a tan sólo 10 minutos de haber despegado de la ciudad de Puebla?

¿Qué pasó y qué tan grave fue que incluso impidió al piloto hacer un llamado de emergencia o de auxilio a la torre de control?

Tal vez nunca lo sepamos.

Entre otras cosas, debido justamente a la investigación rodeada de secretismo que el gobierno federal lleva además a paso de tortuga a pesar de la relevancia, y el peso político específico, de los fallecidos: una gobernadora que había llegado al poder tras un complicadísimo conflicto poselectoral y el líder más activo, y visible, de la oposición al lopezobradorismo.

Por ahí dicen que la muerte no existe, que la gente sólo muere morimos cuando la nos olvidan.

Que el silencio, y el desdén, constituyen la peor de las muertes, incluidas aquellas muertes en vida, que por cierto abundan.

El cuadro de Martha Erika Alonso, ya en el Salón Gobernadores, es sobre todo un acto de justicia que en lo posible ayudará a preservar su memoria en tiempos en que nos hemos acostumbrado a tener la memoria muy corta, sobre todo en esta Puebla levítica y caótica, en la cual, como sabemos, nunca pasa nada y cuando pasa, termina pasando de todo.

 

NUEVOS TIEMPOS EN PUEBLA COMUNICACIONES

Por cierto, este miércoles Sandra Izcoa hizo efectiva su renuncia, por razones personales, a la Dirección General de Puebla Comunicaciones, donde realizó una estupenda labor en muy pocos meses bajo el gobierno de don Guillermo Pacheco Pulido.

Su lugar será ocupado por Pedro Gómez Castillo, un profesional en la materia, especializado en temas digitales.

Gómez Castillo es un hombre cercanísimo a Miguel Barbosa, quien este jueves recibió su constancia de mayoría que lo declara gobernador electo de Puebla.

El nuevo jefe en Puebla Comunicaciones demostró su lealtad en los peores tiempos, cuando se ve quiénes son amigos de verdad y quiénes amigos de ocasión.

Estuvo al pie del cañón tras el trago amargo del TEPJF en 2018 y, sin vacilar, participó activamente en la campaña que llevó al triunfo al barbosismo el pasado 2 de junio.

Por el momento estará como encargado de despacho, pero apúntelo como un nombramiento en firme dentro del equipo de Miguel Barbosa.