Por: Guadalupe Juárez

El titular de la Secretaría General de Gobierno (SGG), Fernando Manzanilla Prieto, confirmó que diferentes cárteles del narcotráfico tienen presencia en la entidad desde hace 10 años; sin embargo, aseguró que ninguno predomina más que otro, como ocurre en otros estados.

“Sí tenemos claro la presencia de estos grupos, pero no tienen una presencia dominante en el estado”, dijo en entrevista este martes, al explicar que esa es la particularidad de la entidad.

El funcionario estatal detalló que desde que era secretario en la administración morenovallista dichos grupos criminales no han crecido ni tampoco han logrado controlar todo el crimen como sucede en otras partes del país.

“Aquí lo que tenemos es la presencia de bandas regionales, es decir, en cada región del estado hay grupos criminales que son los dominantes más que los grupos a nivel nacional”, agregó.

Sin embargo, Manzanilla Prieto evitó dar a conocer cuántos de estos grupos operan en la entidad.

Reiteró que la mayoría de las investigaciones y operativos contra estas bandas del narcotráfico están a cargo de las autoridades federales y dijo desconocer que por el momento haya alguna acción en Puebla contra ellas.

Fuentes dignas de crédito confiaron a 24 Horas Puebla que el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) buscaba migrar de un modelo de franquicia —utilizado para que grupos locales utilizaran su nombre a cambio de parte de sus ganancias— a controlar el crimen en la entidad, pues deseaban controlar más plazas.

De acuerdo con un estudio de la fundación InSight Crime —especializada en el análisis del crimen organizado— Puebla es parte de los 22 estados en los que el CJNG buscaba expandirse. Para ello, utilizan a la población para ganarse su confianza con la promesa de terminar con otras bandas delictivas.

Administraciones estatales anteriores, como la de José Antonio Gali Fayad revelaron que en la Mixteca poblana operaban Los Rojos, una organización criminal que opera en Morelos y se había refugiado en municipios como Tulcingo del Valle, Izúcar de Matamoros y Atlixco.

Mientras que la región del triángulo rojo era disputada por integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación, que había buscado hacerse del control del robo de hidrocarburo en los municipios de Quecholac y Palmar de Bravo.

A la par, integrantes de Los Zetas —con Roberto de los Santos, El Bukanas— intentaban controlar el huachicol en la región de Esperanza, donde al ser perseguidos por las autoridades de los tres órdenes de gobierno sus integrantes se dedicaron al robo a trenes, en tanto su líder —todavía prófugo— se esconde entre los límites de Veracruz y Puebla.