Los distritos de Zacatlán, Huauchinango, Ajalpan y Acatlán aportaron 22.6% de los más de 682 mil votos que llevaron a la victoria al morenista, según resultados del PREP.

Por: Mario Galeana

El voto de cuatro distritos rurales y de tres regiones definió las elecciones de Puebla y apuntaló el virtual triunfo de Miguel Barbosa Huerta.

Zacatlán, Huauchinango, Ajalpan y Acatlán aportaron 33.9% de los 682 mil 245 votos por los que el candidato por la coalición Juntos Haremos Historia resultó electo el 2 de junio, según el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP).

El resultado es reflejo de una ecuación de pragmatismo político puro. El próximo gobernador del estado abrió su campaña a líderes de todos los partidos, aun con el rechazo de ciertos sectores de Morena, pero eso provocó que el comportamiento electoral en algunas de estas regiones cambiara de manera súbita a su favor.

El ejemplo más evidente es el de Zacatlán, en la Sierra Norte, que le aportó una diferencia de 41 mil 24 votos sobre Enrique Cárdenas Sánchez, candidato común por el PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, y de 15 mil 761 votos sobre Alberto Jiménez Merino, del PRI.

Aquel distrito era, hasta hace un año, el último reducto de la oposición: la alianza Juntos Haremos Historia cayó en tercer lugar con 57 mil 712 votos, el PRI obtuvo el segundo sitio con 61 mil 223, mientras que el frente PAN-PRD-MC triunfó con 69 mil 134.

La clave para entender el vertiginoso cambio político de esta región pasa, necesariamente, por la tarde del 24 de diciembre: el momento justo en el que la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo y el senador Rafael Moreno Valle —líder del grupo político hegemónico hasta ese momento— murieron en un accidente aéreo.

“En la época del gobernador Moreno Valle, el PAN tenía una maquinaria muy eficiente que le permitió en algunas ocasiones triunfos contundentes y en otras, como la del año pasado, no exentos de la polémica”, refirió el politólogo Hervey Rivera.

“Pero su desaparición física provocó que esa estructura sufriera modificaciones. Muchos de sus operadores no estaban tan identificados con el PAN. Eran más bien leales a él”, apuntó.

De 2018 a 2019 el frente liderado por Acción Nacional perdió en esa zona 53 mil 648 votos, lo que supone que los operadores del partido, simplemente, sacaron las manos del proceso… o cambiaron de bando.

El vuelco en favor de Barbosa Huerta surge de una especie de sincretismo entre Morena y el PRI. “Esas zonas rurales eran tradicionalmente del PRI, pero al estar electoralmente destrozados se van a una opción con la que, de alguna manera, comparten plataforma política: Morena. Muchos militantes de Morena fueron militantes del PRI. Hay rasgos comunes entre ellos, por así decirlo”, recalca Rivera, académico por la BUAP.

Así, al bloque del morenista saltaron Ardelio Vargas Fosado, Víctor Díaz Palacios, Carlos Barragán Amador y Javier López Zavala. Todos ellos con cierta incidencia política en la Sierra Norte… y todos ellos, también, priistas que en los últimos años fueron más bien cercanos al morenovallismo.

La resistencia del PRI en esa zona se conserva quizá por Lorenzo Rivera Sosa, actual dirigente estatal del partido. De Juan Carlos Lastiri Quirós, el otro gran operador de aquella región, no se tiene gran información. Ha desaparecido del mapa político local, aunque no así sus cercanos: Vanessa Barahona de la Rosa, una de las integrantes de su círculo, fue designada enlace de organizaciones sociales en el equipo de campaña de Barbosa Huerta.

Mientras tanto, el distrito de Huauchinango le aportó al candidato por Morena-PT-PVEM un total de 34 mil 903 votos más que a Cárdenas Sánchez. Pero, a diferencia de Zacatlán, en esta región la izquierda política ha tenido presencia desde hace varias décadas.

LA MIXTECA: UNA BOCANADA PRIISTA A MORENA

Hasta hace un par de procesos electorales, el PRI conservaba en la Mixteca poblana un bastión político considerable. Ya no. La Mixteca es, como ocurrió en la Sierra Norte, un resquicio liderado por Morena y compartido con algunos priistas.

En el distrito de Acatlán de Osorio, Barbosa Huerta obtuvo 40 mil 93 votos más que Cárdenas Sánchez y 33 mil 644 votos más que Jiménez Merino.

Desde el año pasado, el imperio priista en esta región azuzada por el crimen y la migración había cedido al efecto López Obrador: Nelly Maceda Carrera, diputada federal por Juntos Haremos Historia ganó la contienda con 44.45% de los votos.

Sin el Presidente en la boleta electoral, el factor de triunfo para el próximo gobernador es el espejo de lo ocurrido en la Sierra Norte.

La líder cenecista Maritza Marín Marcelo —que precisamente el año anterior cayó frente a la ola lopezobradorista— fue invitada por Barbosa Huerta a su campaña. Movilizadora de cañeros y campesinos, Marín Marcelo debe ser incluida como factor del triunfo morenista.

Otro priista con una innegable influencia en la región es Jorge Estefan Chidiac, que actualmente se desempeña como secretario de Finanzas y Administración en el gobierno de Guillermo Pacheco Pulido: una administración que se percibe neutra, aunque cargada a la izquierda.

LOS CACIQUES DE LA SIERRA NEGRA

La pinza del triunfo para Barbosa Huerta se cierra en Ajalpan, el punto neurálgico de la Sierra Negra. En esta zona, el ex senador obtuvo 38 mil 742 votos más que el académico y 40 mil 683 más que el agrónomo.

La Sierra Negra también había sido un coto de poder del PRI, pero las constantes disputas entre los caciques de la región partieron la hegemonía tricolor. Desde entonces, el comportamiento electoral de esta zona es más bien caprichoso: los triunfos van del PAN al PRI, del PRI a Nueva Alianza y de Nueva Alianza al PAN.

La ola lopezobradorista también barrió con ese peculiar “toma y daca” de las familias que controlaban el poder en la Sierra Norte. El 2 de junio, Morena y sus aliados repitieron el triunfo, pero con la inclusión de ciertos caciques políticos.

Nacho Salvador, un cacique y empresario que controla la única línea de autobús que recorre la zona, había apoyado al PAN, al PRI y a Nueva Alianza según la fuerza del viento. En este año, la corriente fluyó hacia Miguel Barbosa, al que acompañó en su cierre de campaña realizado en Tehuacán. El velero simplemente se dejó empujar.

Además de la suma de estas figuras caciquiles, el próximo gobernador del estado ya había fincado su mando político en esta región, de la que es originario.

La influencia se ha extendido al Valle de Tehuacán, donde obtuvo 20 mil 989 votos más que Cárdenas Sánchez y 33 mil 942 votos más que Jiménez Merino.