La percepción de los habitantes de las comunidades expulsoras de migrantes es que los deportados, durante su estancia en Estados Unidos, estuvieron involucrados con pandillas.

Por: Guadalupe Juárez

El regreso de los migrantes poblanos a su comunidad de origen es complicado, sobre todo si el retorno se dio al ser deportados, ya que se enfrentan a la criminalización, los rumores y el rechazo de sus conocidos y vecinos.

Lo anterior, de acuerdo con el estudio Emigración, Tránsito y Retorno en México, elaborado por la Iteso Universidad Jesuita de Guadalajara y la Universidad Iberoamericana.

El estudio –publicado en 2017– abarca entrevistas con pobladores y migrantes de comunidades de Huaquechula y Tlapanalá, pertenecientes a la entidad, y otras demarcaciones de Jalisco.

Cuando Saúl llegó a Tepapayeca –pueblo del municipio de Tlapanalá- después de haber vivido en la unión americana, la comunidad había escuchado en las noticias por qué lo deportaron y no lo trataron igual. Saúl vivía con alguien que fue detenido por ser narcotraficante y vender papeles falsos; sus conocidos rumoraron que él se dedicaba a lo mismo.

La percepción de los habitantes de las comunidades expulsoras de migrantes es que los deportados, durante su estancia en Estados Unidos, estuvieron involucrados con pandillas, por lo que consideran que son responsables de esta actividad en esas regiones.

“Aún otros migrantes de retorno creen que todos los deportados son criminales porque los que se regresaron voluntariamente no tuvieron contacto con Migración y piensan que fue porque se portaron bien”, dice el estudio cualitativo.

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HACEN DIFERENCIAS POR INGRESOS DE MIGRANTES

El esposo de Camila, de 23 años, fue deportado cuando ella tuvo a su hijo en el hospital a los 15 años, pues en el país norteamericano está penado sostener relaciones con una menor de edad, relata.

Sin embargo, al llegar a Tepapayeca, los habitantes señalaban a su esposo y lo criminalizaban. Las críticas incrementaron, cuando se percataron que no llevaba más recursos como otros migrantes que habían regresado, comenzaron a especular más acerca de su deportación.

De acuerdo con la investigación, la comunidad acepta a los repatriados en mayor o menor medida si mejoraron o no sus condiciones de vida, pues asocian la falta de recursos económicos como un comportamiento inapropiado en EU.

“Dependiendo del tiempo que estuvieron en la unión americana, la comunidad espera un efecto económico más marcado que normalmente no resulta”, se señala en el documento.

Pero haber obtenido un mejor nivel económico tampoco garantiza la aceptación de las comunidades. Según las entrevistas, las personas que regresaron de Estados Unidos a sus pueblos natales se encontraron con que sus compatriotas hacen “diferencias de clase” e inclusive les niegan trabajo porque creen que “traen dinero y no quieren trabajar”.

El efecto no sólo se queda en la comunidad si no que escala a los programas gubernamentales –explican–, ya que les niegan el acceso a becas para sus hijos, aunque hayan quedado desempleados por meses y no cuenten con ninguna propiedad en el país.

SIN ADAPTARSE, LOS NACIDOS EN EU

Los niños que nacieron en Estados Unidos y que regresan a las poblaciones donde nacieron sus padres, tampoco pueden adaptarse. Mientras en algunos casos, los obligan a adoptar una identidad mexicana, en otros los presionan para no olvidar su lugar natal.

“Por el hecho de haber nacido en otro país, muchos piensan que los niños ciudadanos estadounidenses que regresan con sus padres nunca se van a quedar e integrarse en México y, por lo tanto, aun los que quieren ser mexicanos son vistos como extraños”.

El 61% de los migrantes que regresan a la entidad poblana tras su estadía en Estados Unidos se debe a motivos familiares, 10% por ser deportados, 6% debido a que perdieron su trabajo, 5% porque decidieron tener su propio trabajo, 4% porque consideraron haber cumplido con sus metas, 4% porque se enfermaron y el resto porque sentían nostalgia o depresión.

Lo anterior, de acuerdo con 73 encuestas levantadas en municipios con mayores índices de migrantes que retornaron al país después de seis meses de vivir en Estados Unidos como Tulcingo del Valle, Chinantla y San Andrés Cholula.