La Entrega
Por: Adrián Ruiz 

La construcción del paso deprimido de la Calzada Zavaleta, por parte del gobierno saliente, mediante la Secretaría de Infraestructura, Movilidad y Transportes, se ha convertido en un asunto de intereses. Y no es para menos, en juego están cerca de 100 millones de pesos –96– para ser exactos.

La preocupación del secretario Antonio Peniche Blanco y su equipo por la férrea oposición de los colonos de la colonia Arco Sur –encabezados por su presidente, Santiago Martínez Sánchez,– lo llevaron a celebrar una reunión urgente el 8 de julio, pasadas las 17 horas en la sala de juntas del CIS de la vía Atlixcáyotl.

La áspera reunión se realizó sin la presencia del secretario Peniche Blanco, en su representación estuvo el subsecretario, José Guadalupe Morzagaray Castro, acompañado de funcionarios de tercer nivel.

A pesar de que el proyecto carece de la aprobación legal, otros interesados también participaron como Armando Ortiz Martínez, proyectista de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, así como José Luis Mantilla, en calidad de representante de la constructora GAYPE, que será por dedazo la afortunada en realizar la obra.

Las partes acordaron dos puntos urgentes:

1.- Revisión del proyecto hidrológico en tiempo no mayor de una semana en coordinación con vecinos de la Calzada Zavaleta y la comisión ejecutiva de la Secretaría de Infraestructura.

2.- Los vecinos de la Calzada Zavaleta solicitan a la Secretaría de Infraestructura el proyecto Paso Deprimido al que se dará respuesta en apego a la normatividad establecida.

REPORTE DEL INFORMANTE

Insaciable apetito. La voracidad del director de Vialidad municipal, Alejandro Ramírez Ulloa, se exhibe en su máximo esplendor. En los últimos días de su gestión pretende sacar el mayor jugo posible a su posición. Los elementos que se oponen son castigados en sus hojas de servicio.

Consciente de que su salida de la dirección es inminente, y que en esta ocasión no contará con el espaldarazo de su amigo y protector Manuel Alonso García, secretario de Seguridad Pública, –quien también deberá hacer maletas–, aprovecha cada minuto de la cuenta regresiva.

Sabe que el tiempo es oro. Con base en ello ideó una estrategia desesperada para llevar dinero a sus bolsillos.

Bajo la lupa, en compañía de sus incondicionales, vigilan a los elementos de la corporación. La menor falta o equivocación es motivo para cambiarlos de cruceros o delegaciones.

Sin aviso previo, al presentarse en las oficinas de la 105 Poniente, les entregan el oficio del cambio. La sorpresa es mayúscula cuando observan que deben presentarse en la Mesa de Metlaltoyuca, El Seco, Esperanza u otro municipio del triángulo rojo.

En caso de no querer ir deben mocharse con el jefe Ullúa con cantidades de tres mil 500 a cinco mil pesos. Depende del estado de ánimo del director.

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¿Para quién está reservada Infraestructura? Para DMM.