Diario de Viaje
Por: Pablo Íñigo Argüelles 

Nueva York tiene una buena lista de apagones históricos en su haber. Quizá se deba a que la ciudad se encuentra estratégicamente ubicada en una intersección, la de tantas cosas (transporte, energía, comercio, espectáculo). Vamos, no de gratis la zona en la que se levanta la selva de cemento es conocida como zona triestatal, la cual, también es, por muchas cuestiones, más importante que la propia Washington D.C.

Por eso, el hecho de que el día de ayer toda la ciudad se haya quedado sin energía no tiene nada de extraño. Es verano, las centrales eléctricas están a tope y todo, absolutamente todo, está funcionando a su máxima capacidad.

Sin embargo, el apagón del sábado pasado es interesante por una sola razón: sucedió exactamente el mismo día que el histórico apagón de 1977. Es una coincidencia marginal aunque bastante curiosa, algo así como cuando nos sorprendimos por el  terremoto del 19 de septiembre.

El apagón de este año fue el primero en la era Millennial, si no me equivoco, y ya el tiempo se encargará, sobre todo cuando se sepan las verdaderas razones del blackout, de ponerle un lugar en las listas de apagones mayores.

Por eso, por ahora, me centraré en una minúscula pero divertidísima coincidencia a propósito del apagón de hace 42 años:

1977 fue un año complicadísimo para Nueva York. La ciudad, aunque usted no lo crea, estaba en bancarrota (Gerald Ford, el presidente en turno, había dicho que tenía asuntos más importantes que salvar a la ciudad); el Hijo de Sam, el terrorífico asesino en serie estaba en el apogeo de sus crímenes, aterrorizando a toda la ciudad (sobre todo a las mujeres de pelo oscuro y tez morena); los Yankees ganaron la Serie Mundial (venciendo históricamente a los Dodgers) y el Bronx, literalmente, estaba ardiendo: cientos de edificios, durante ese verano, habían sido quemados, entre otras razones, por sus mismos dueños para cobrar el seguro, haciendo de ese barrio, una completa zona de guerra, una encarnación de la crisis social y económica que no vería final hasta entrados los noventa.

En medio de todo esto, la filmación de Superman acababa de empezar en el centro de la ciudad, tan solo unas semanas antes del 13 de julio.

La producción de la mítica película, protagonizada por Christopher Reeve, se encontraba realizando la escena en donde Superman ve a Louis Lane colgada de un helicóptero afuera del Daily Planet (que en la vida real era el edificio art-déco del Daily News) cuando, el director de fotografía, Geoffrey Unsworth, se dio cuenta de que el generador que utilizaban entonces, no le daba suficiente energía para la luz requerida en la escena.

Lo siguiente es que Unsworth, le pidió ayuda a un policía neoyorquino que resguardaba el área de filmación en plena calle 42, ante los curiosos, para conectarse a una de las farolas de la calle, esperando que la energía fuera suficiente para sus reflectores de talla hollywoodense.

            El policía, dispuesto a quedar bien con la producción de semejante clásico, accedió. Precisamente al momento en que conectó los cables de las lámparas, un manto de oscuridad recorrió la calle e inmediatamente se escuchó el murmullo de cientos de personas que atestiguaron el momento.

El tiempo se había detenido.

Unsworth pensó que la calle se había quedado sin luz debido a sus reflectores.

Cuando la noticia llegó, de que en realidad se había tratado de un apagón generalizado en toda la ciudad y zonas aledañas, Unsworth creyó inmediatamente que él había sido el  culpable de semejante hazaña, de mayor apagón neoyorquino de la historia (hasta ese punto).

De hecho, Unsworth, siguió asegurándolo durante muchos años más.

Ahora, cuando vea el clásico en algún canal por pura casualidad, y vea la escena del helicóptero, piense en que esos segundos le costaron a toda una ciudad, una apagón histórico.

O bueno, al menos eso es lo que pensó Unsworth.

 

Seguiré contando.

 

***

PS

No hay nada que grite más clase media que esperar 15 minutos en un estacionamiento sólo para quedar junto a la puerta del centro comercial.