Mesa Cuadrada
Por: Gabriel Reyes Cardoso / @GabrielReyesCa3

Un diputado representa al pueblo pero no lo suple ni lo sustituye.

La decisión de los diputados y diputadas del estado de Baja California es un golpe directo a la confianza y a la representación que los electores depositan en ellos.

Al decidir, después de la elección, prolongar la estancia del próximo gobernador 3 años más de los que ordenaron los bajacalifornianos en las urnas ha puesto en riesgo todo el esfuerzo de los mexicanos para cambiar a esta nación.

Lo que han hecho es muestra grave de corrupción en un país donde el presidente López Obrador ha dicho que ya no existe.  Lo peor es que proviene de su propio partido, donde algunos se han  engolosinado por las delicias del poder que ahora apenas conocen.

La 4a. Transformación es radical, pero no incluye esas conductas perversas que afectan gravemente sus objetivos.

Esta nueva etapa invita a todos a incorporarse, pero deben cuidarse las formas y las estrategias. Ni la sumisión ni el entreguismo son caminos que ayudan.

Los políticos, viejos o nuevos, pueden ayudar, aún, desde los lugares públicos que ocupan, pues el verdadero cambio en esta nación debe surgir de esos pesos y contrapesos que siempre se necesitan para construir condiciones para la justicia.

Debe preocuparnos la descuidada transparencia de los diputados de otros partidos  que olvidaron servir mejor al país, ejerciendo una inteligente oposición y en su lugar se refugiaron en esa notable conducta orientados por ¨Varguitas¨, prototipo de la corrupción caciquil, que en medio de la pobreza imponía sus propias leyes, redactadas por su propia mano, impuestas después de arrancar una a una las hojas del libro que contenía la Constitución de su imaginario país.

Igual que el ¨Licenciado Vargas, Varguitas¨, salieron más cabrones que bonitos. Lo peor es que estos diputados no lo hicieron en la película ¨La Ley de Herodes¨.

No cualquiera puede representarnos. De por sí, los electores corríamos graves riesgos al votar, pero lo aceptábamos pensando que dos cabezas piensan mejor que una y que las decisiones colectivas de un Congreso podrían reorientar abusos, errores y omisiones.  Ahora sabemos que no siempre.

Lo del estado de Baja California es un hecho que no debe ser imitado ni reproducido.

Es muy complicado ser justo en todos los sentidos y aunque es cierto que las decisiones de un representante popular cursan siempre por ese camino, sus costos y riesgos se disminuyen cuando actúan con responsabilidad política, compromiso social y honestidad personal.  En este caso fallaron a los tres conceptos.

El que pregunta nunca se equivoca.  Esta es una regla de oro para un representante popular o de cualquier otra naturaleza.  Hace muchos años que los diputados y senadores en este país no lo hacen.

No hay una ley que los obligue hacerlo.  Siempre se ha pensado que las responsabilidades políticas incluyen esta regla básica. Pero la persona cuida más sus conflictos e intereses personales y estos terminan por definir su conducta pública.

Por eso, en esta 4a. Transformación justo sería legislar para hacer de la CONSULTA PERMANENTE A LOS ELECTORES, una norma elemental para hacer gobierno, porque todos los que lo integran incurren en esa irresponsabilidad. Ninguno consulta a quienes al votar por ellos, los transformaron en servidores de todos, nunca en jefes, menos en caciques, por supuesto que nunca en tiranos.