Mesa Cuadrada
Por: Gabriel Reyes Cardoso [@GabrielReyesCa3]

Se cierra un difícil capítulo en la historia poblana. Se abre una nueva etapa al amparo de la esperanza de tiempos mejores de entendimiento, respeto y eficiencia.

El enojo de la gente es justificado.  Muchos años de no ser escuchados. Muchos años de ser reprimidos. Muchos años de buenas ofensivas o disimuladas formas de  impedir que participe en las decisiones del gobierno han hecho que la gente no entienda las nuevas reglas de la administración del poder público.

La 4a. Transformación ha impulsado, como primera gran diferencia una regla fundamental, que la gente hable, intervenga y colabore directamente y sin miedos.   Es poco tiempo, pero ya se siente una diferencia útil.

El problema es cómo hacerla más eficaz y duradera.

El gobierno federal ha cancelado los tradicionales intermediarios con la sociedad. Los líderes de la vieja clase política establecieron  condiciones de corrupción y desvió de acuerdos que pervirtió la acción gubernamental y multiplicó costos de la gestión para la población que menos tenía que pagar algo y que terminó por no recibir beneficios suficientes, oportunos y convenientes.

El diálogo ahora es directo. Estamos construyendo nuevas vías de comunicación en las cuales los ciudadanos  participen con total honestidad y  el gobierno escuche, entienda, atienda y resuelva, también con honestidad.

El gobernador Barbosa tiene el oficio político que ensambla oportunamente con esta transformación. Muchos años de promover y luchar por cambios radicalmente diferentes, le conceden la experiencia que hará de esta nueva etapa, estoy seguro, una de innovación favorable para un nuevo entendimiento colectivo y nuevos esquemas de colaboración colectiva.

Con el  nuevo gobierno, los poblanos debemos hacer el mejor esfuerzo para integrarnos en las estrategias nacionales, con ventajas y  saberes adicionales fundados en las experiencias de los primeros 8 meses del presidente López Obrador .

El haber merecido dos veces seguidas la confianza de los poblanos concede al gobernador Barbosa un liderazgo moral especial que nos recuerda la utilidad social de cancelar odios y rencores.

Puebla debe dar paso definitivo a una nueva alianza de reconciliación social que cambie,  inteligentemente, las fuerzas reprimidas en energías de acuerdos pertinentes.

El nuevo gobierno lo iniciamos con un optimismo real y con expectativas favorables.  No son los tradicionales buenos deseos a una nueva administración ni las cortesías tradicionales. Los poblanos también hemos tenido experiencias de prolongada inestabilidad política y por supuesto hemos aprendido de los diferentes estilos de gobernar.

No queremos que regresen los días de temores, por más que Maquiavelo se esfuerce en recomendarlos como terapias de autoridad. No es justo que una sociedad se autocensure, se autoexcluya por temores. Tampoco lo es que sólo aspire a un gobierno de abusos, olvidos y silencios.

Buenos augurios para el gobernador Barbosa; mejores para los poblanos.