Garganta Profunda

Por: Arturo Luna / @ALunaSilva

 

Con mensajes contundentes sobre seguridad, de la que asumirá el mando en los municipios con problemas graves, comenzando por la capital poblana; la reiteración de que revisará los pecados del pasado, incluida la deuda del morenovallismo que ronda los 44 mil millones de pesos; el ofrecimiento de que “nunca más” el poder será utilizado para la venganza, el espionaje, la persecución, ni como modelo de negocios, y la promesa a los poblanos de que “no podemos fallar, no vamos a fallar”, el gobernador Miguel Barbosa Huerta arrancó su mandato y su era dejando sobre la mesa una certeza: sólo yo soy el gobernador.

Las tradiciones y códigos del poder político en Puebla se sacudieron el jueves desde sus cimientos.

Se movieron de eje.

No más besamanos.

Sin rollos barrocos.

Con frases y planes muy específicos y directos.

Fue un modelo de protesta que privilegió —primero— la institucionalidad ante el Congreso del estado.

Que luego fue al mensaje político con énfasis de dureza, para quien le pudo quedar el saco.

Y finalmente, una verbena popular con la que Barbosa Huerta recalcó su intención de estar directamente con la gente.

Sin perder de vista el protocolo republicano, los actos del ahora gobernador constitucional evitaron la ostentación.

Pocos invitados especiales.

Los estrictamente necesarios y aquellos a quienes el mandatario les tiene un aprecio particular.

Desde el gobierno federal y con la representación del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo acompañó todo el tiempo la ministra en retiro y secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.

También desde el gobierno lopezobradorista, entre otros, estuvo el canciller Marcelo Ebrard Casaubón, a quien dedicó palabras de afecto en el arranque de su discurso.

Igual lo hizo con Zoé Robledo, director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y quien fue su compañero de bancada en el Senado de la República, apenas hace un par de años.

De los gobernadores, también los indispensables y cercanos: los priistas Omar Fayad, de Hidalgo, también su ex compañero en la Cámara alta; y Marco Antonio Mena, de Tlaxcala.

También Cuitláhuac García, de Veracruz; Rutilio Escandón, de Chiapas; y Adán Augusto López, de Tabasco; los tres sus correligionarios de la 4T.

La discreción fue sello de la casa, sello además de la 4T.

La austeridad, el reflejo de su visión sobre la vida pública.

“Al poder hay que quitarle la frivolidad, la fantochería y el derroche”, fue otra de las sentencias sobre el pasado y cómo será el presente.

Distinto de otras ocasiones, la rendición de protesta del oriundo de Zinacatepec no tuvo manifestaciones en contra alrededor de la sede del Congreso del estado.

Un grupo de unos 30 pasantes de medicina se presentó con pancartas, por la mañana, solamente para pedir apoyo al nuevo gobierno, para tener becas, seguros de vida y mejores condiciones de trabajo.

Después, en el Auditorio Metropolitano, esta vez no se vio sobrevolar helicópteros ni se utilizaron los predios cercanos como helipuerto para las decenas de aparatos, como antes.

En el recinto hubo invitados de todos los estratos sociales.

Muchos ex priistas y de otras filiaciones.

Fue especialmente un día de fiesta para los simpatizantes y militantes de Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Su presidenta y una de las políticas más cercanas a Barbosa destellaba felicidad.

Yeidckol Polevnsky pronosticó que “será el mejor gobernador” en la historia de Puebla.

“Incansable, como en campaña”, dijo.

También entre los invitados especiales estuvieron muchos diputados federales, como el coordinador morenista en San Lázaro, Mario Delgado, para quien también tuvo Barbosa una pausa de agradecimiento en su discurso.

El jefe de la bancada de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila, estuvo en el acto del Congreso, pero por otros compromisos ya no llegó al Auditorio.

Alguien no avisó de su ausencia, pues fue mencionado desde la presentación que hizo una nerviosa, por novata, María del Carmen Cabrera, presidenta de la Mesa Directiva del Legislativo local, y luego también el gobernador.

En general, no hubo estridencia escénica.

La parafernalia no excedió la estética minimalista.

En cambio sí hubo anuncios fuertes de lo que hará el nuevo gobierno y que hemos venido adelantando estos días.

Un momento llamó mucho la atención, cuando el mandatario se refirió a la inseguridad en la capital de Puebla:

“Aquel que diga que la inseguridad es un asunto de percepción, mejor que diga que no puede”.

La sentencia pareció tener destinataria en las primeras filas del recinto de la zona de Angelópolis.

Y es que la alcaldesa morenista Claudia Rivera Vivanco ha utilizado en el pasado la palabra “percepción”, precisamente sobre el tema.

También las referencias al pasado inmediato fueron muchas.

Antes del acto popular, en que recibió el bastón de mando de los pueblos originarios y un ritual para desearle a él y a Puebla parabienes, Barbosa también ofreció devolver a las juntas auxiliares la dignidad, la importancia y los servicios que tenían.

Eliminar otros asuntos heredados, como el decreto que creó la Ciudad Modelo Audi.

El gobernador dijo que el equilibrio de poderes, autónomos e independientes, será una realidad.

Llamó la atención de que, por primera vez en mucho tiempo, en el escenario del Auditorio Metropolitano, en su mensaje, estuvieron los tres Poderes del Estado presentes.

En relación con el espectador, a la izquierda el Legislativo completo, con sus 41 diputados y diputadas.

A la derecha, el Judicial, con sus magistrados y magistradas en pleno.

En la mesa central, los presidentes de estos, Gabiel Biestro y Héctor Sánchez, respectivamente; el jefe del Ejecutivo estatal ya con esa investidura y la titular de Gobernación federal, en representación del Presidente de la república.

Sin confeti ni reflectores innecesarios, todos los actos del día de protesta mantuvieron sobriedad.

Incluso en la festividad con los pueblos originarios, en donde al escenario fue invitado el siempre estruendoso diputado federal por el Partido del Trabajo (PT), Gerardo Fernández Noroña.

Pasado el día de asunción, viene el trabajo intenso.

Barbosa ofreció que próximamente la titular de Finanzas y Planeación, María Teresa Castro Corro, detallará la deuda que heredó el anterior régimen.

Se despejó la incertidumbre y se acabaron las especulaciones, pues adelantó que es de aproximadamente 44 mil millones de pesos.

En estricto sentido esa es “la nota”.

Hubo otras.

El gobernador es sólo uno.

Y sólo soy yo, fue el mensaje.