Hace más de cinco años, Luis Miguel Barbosa Huerta declaraba por primera vez de manera pública que iba a ser gobernador de Puebla, y así sucedió.

Por: Guadalupe Juárez

Un jueves, el primero de agosto de 2019, con el Auditorio Metropolitano repleto de una nueva clase política que lo recibía de pie y con aplausos, mientras sonreía y se llevaba la mano al corazón como señal de agradecimiento, encabezó su primer acto público como gobernador del estado.

La melodía de Mago de Oz que lo acompañó en su segunda campaña a la gubernatura, Hoy te toca ser feliz, anuncia su entrada al lugar, y con ello el inicio de su gobierno y la llegada de la Cuarta Transformación a Puebla.

La Cuarta Transformación para el mandatario no es otra más –explica– que una nueva forma de hacer gobierno y con ello enterrar el régimen anterior que habían instalado otros. Algo, que tal vez no había contemplado en la primera ocasión que habló de gobernar la entidad poblana. Pero ahí estaba, frente a liderazgos y compañeros de batallas que habían esperado ese momento.

Barbosa Huerta guarda las formas. No nombra de forma directa a aquellos que habían creado ese régimen que “sometía”, pero lanza la advertencia de que se aplicará la justicia, y que esa justicia también es reconciliación, el discurso con el que ha buscado poner fin a una confrontación electoral de más de dos años.

Destacan líderes de la 4T

El presidente Andrés Manuel López Obrador no está presente en el evento, pero su ausencia se cubre con la asistencia de varios integrantes de su gabinete: la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, en su representación; la del canciller Marcelo Ebrard; la del titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto; la secretaria de Cultura, Alejandra Fraustro Guerrero, y el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz.

La presencia de los líderes que conformaron la alianza Juntos Haremos Historia que respaldó en dos ocasiones a Barbosa Huerta también representa la nueva era en Puebla.

Los colores morenistas desplazan al azul que había predominado los últimos ocho años, junto a las marcas de anteriores gobiernos que aún permanecen en las butacas del recinto.

En ese auditorio que ha elegido Barbosa Huerta para dirigir su primer mensaje a la ciudadanía como mandatario estatal, el nombre de la dirigente de Morena, Yeidckol Polevnsky; el del líder nacional del Partido del Trabajo, Roberto Anaya, y el del Partido del Verde Ecologista de México, Carlos Puente, resuenan en el lugar, al tiempo que el “es un honor estar con Obrador”, la señal de que los nuevos tiempos han llegado.

Y en filas más atrás, alejados de los protagonistas del nuevo capítulo, los de siempre: los directores de medios que presenciaban la llegada de un nuevo gobierno, los empresarios que apoyaron al ex senador en su campaña, el arzobispo que no ha faltado a ningún primer mensaje de un mandatario en los últimos años. Los presidentes municipales que apenas hace un año habían asistido a otro mensaje similar. Todos, ahora, aplaudían de pie al nuevo gobernador.

EL PRIMER DÍA

El dispositivo de seguridad en inmediaciones del auditorio es similar al de cualquier evento de la investidura de un gobernador. Filtros que pasar sólo con acreditación, camionetas especiales rotuladas para invitados escoltadas por policías , las calles aledañas custodiadas por más elementos con la diferencia de una nueva figura, la de hombres armados con una banda en el antebrazo con las iniciales GN.

Los invitados que llevan trajes y zapatos de marca, las mujeres con zapatillas altas que dan pasos pequeños al caminar, las personas que llegan en camiones y autobuses y que al final del evento recorren a pie la zona hasta llegar con quienes los llevaron.

La única diferencia es la explanada del Auditorio Metropolitano que luce abarrotada por más invitados. Personas que acuden desde otras partes del estado para ver la ceremonia de la entrega de Bastón de Mando de pueblos originarios, emulando a la que celebró el presidente López Obrador al arranque de su gestión, la de la promesa de que las cosas no serán igual, la de que no serán excluidos de nuevo.

EL CIERRE DE CAPÍTULO

En aquella entrevista con un medio local en junio de 2014, cuando todavía era coordinador de la bancada de senadores del PRD, Barbosa Huerta le decía a un reportero que se veía en 2018 como gobernador del estado si el escenario era favorable.

En ese entonces, consideraba que tenía una buena relación con todos los partidos, se definía como un buen gestor y creía contar con una exposición mediática que ningún otro político poblano tenía, lo suficiente para aspirar a ser mandatario.

Y ahora, cinco años más tarde, después de dos elecciones, se seguiría definiendo como un buen gestor. Y por eso, ofrece que llevará una relación de respeto con el Poder Legislativo y el Judicial, cuyos dos representantes lo flanquean.

Y así, como buen gestor, dice que después de dos ocasiones de hacer campaña por el estado tuvo la oportunidad de hacerse amigo de todos los presidentes municipales, por lo que la coordinación con ellos será más fácil.

Y así, como buen gestor, agradece el apoyo del senador Ricardo Monreal y del coordinador de los diputados federales morenistas, Mario Delgado.

Y así, como buen gestor, cierra la novela de dos años dedicada a la pugna electoral por el estado.


 

Renuevan esperanza con Bastón de Mando

Integrantes de las etnias que habitan en el estado acuden para ver la ceremonia de la entrega de Bastón de Mando de los pueblos originarios al gobernador Miguel Barbosa Huerta, similar a la que celebró el presidente Andrés Manuel López Obrador en el arranque de su gestión, con la promesa de que las cosas no serán igual, de que no serán excluidos de nuevo. / STAFF 24 HORAS PUEBLA