Los diputados de la LX Legislatura han pasado casi por todo, trataron con un gobernador saliente, un encargado de despacho, una gobernadora y un mandatario interino.

Por: Mario Galeana

Si el vendaval político de los últimos años tocó tierra en algún lugar ese fue el Congreso local. Los 41 diputados locales trataron con un gobernador saliente, un encargado de despacho, una gobernadora, un gobernador interino y ahora caminan codo a codo con Miguel Barbosa Huerta. Todo en menos de un año.

La vehemencia de la primera mayoría de izquierda fue notoria en los primeros días de la LX Legislatura, en septiembre de 2018, cuando la tribuna se llenaba de estridentes reclamos y cada bloque defendía a su propio gobernador y gobernadora. Aquel ambiente prevaleció los siguientes meses, y parecía que no tendría fin.

Por aquellos días, José Antonio Gali Fayad y el encargado de despacho que lo sucedió, Jesús Rodríguez Almeida, vetaron 11 abrogaciones de ley o reformas impulsadas por Morena y sus aliados, que estrenaron el poder de la aplanadora con sus 22 legisladores.

Pero todo cambió tras aquella fatídica tarde del 24 de diciembre. La oposición se desarmó y al seno mismo de Juntos Haremos Historia se rompieron lazos y acuerdos. De aquella ruptura ha quedado damnificado José Juan Espinosa Torres, quien por ratos cooptó el liderazgo de Gabriel Biestro Medinilla.

Toda esta reconfiguración política quedó fuera del Primer Informe de Labores del presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, quien no obstante resaltó que la discusión en el Poder Legislativo ha revivido en el último año. Algo que difícilmente es debatible.

“Esta Legislatura ha llevado a la realidad y la práctica una de las funciones que permanecían inmóviles dentro de este pleno: la verdadera comparación de visiones, de ideales y proyectos sobre lo que Puebla fue, es y debe de ser”, arengó Biestro Medinilla ayer, durante la sesión solemne. A su lado yacía Barbosa Huerta.

En 30 minutos, el otrora coordinador de la bancada de Morena resumió las labores de una Legislatura a la que calificó como la más productiva en la historia reciente del estado.

Pero sólo se pronunció de refilón sobre las reyertas políticas al interior de la coalición Juntos Haremos Historia.

“El trabajo de este Congreso y de los servidores públicos que lo integran ha sido éticamente intachable, quienes han corrompido u ofendido han sido sancionados, y como todos lo prometimos, no nos hemos quedado callados ni tampoco hemos solapado a nadie”, sentenció.

Cuestionó el trabajo de los anteriores presidentes de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, a los que acusó no sólo de manejar a discreción los bienes muebles y recursos del Poder Legislativo, sino de convertir a la institución en una oficialía de partes.

El vendaval, según parece, ha cesado. Y de aquella tormenta ha surgido una Legislatura irreconocible. Prueba de ello es que quien inició coordinando la bancada del PAN hoy coordina un bloque de diputados sin partido que dará a Morena y sus aliados los votos suficientes para reformar, si así lo desean, cualquier artículo de la Constitución. Todo en menos de un año.