Mis Últimos 20
Por: José Luis Sánchez Solá / @Elchelis

La semana pasada platiqué con un amigo que trabaja en la organización de un equipo de Primera División. No tiene caso decir el personaje ni el equipo. Sólo aclarar que sí es un amigo y que sí está en este negocio hace muchos años.

Me hacía referencia a que el equipo en el cual está fue de pretemporada con trabajos muy fuertes. El estilo que al técnico en turno le gusta es de poca posesión, ataques directos y mucha intensidad en la zona contraria para recuperar la pelota.

Entonces era obvio que el técnico necesitaba una pretemporada muy fuerte. Al término de la misma, los jugadores con cierto peso y otros que se pegaron al reclamo, pero sin peso, se quejaron de la intensidad de los trabajos. El técnico, una vez más, explicó lo que se pretendía en el año y lo importante que era esta parte.

En conclusión, en su once inicial aparecen tres o cuatro jóvenes, su futbol es exacto al que planeó y los jugadores que no efectuaron al 100 estos trabajos están en la banca. El equipo hoy en día está en zona de liguilla y su futbol es de mucho desgaste físico.

Este amigo me platica que el Puebla de la temporada pasada era, junto con su equipo, los que menos posesión tenían, pero estaba en los primeros lugares en cuanto a recuperación y ataques directos.

Lo comparaba, con estudios que hacen en su organización, con el Puebla de los primeros cuatro juegos, dejó de ser dinámico en recuperación, no fue directo y en todos sus juegos tuvo que asumir el papel de protagonista, ya que en los cuatro juegos el marcador siempre se tuvo en contra.

Esto último me retumbó en la cabeza porque en mi pensamiento, en mi estilo, para esto no se preparaba el equipo. Se llegaba a ese camino ya que lo principal no se hacía, entonces se tenía que asumir el papel de algo para lo cual el Puebla y otros 13 equipos de la Liga no están preparados: el proponer los partidos con base en tener la pelota.

Mi conclusión del mal juego en este inicio, después de ocho duelos, es que no tuve y no supe hacer una buena pretemporada, que mis pactos establecidos en la pasada temporada los respeté hasta el final y que las características del plantel, más rico que el año anterior, no supe administrarlas y no respeté a quien sí lo venía haciendo.

En estos últimos tres juegos del Puebla, contra Tigres, León y Toluca, es muy evidente que el nuevo técnico sí se percató del problema que se tenía. Jugadores que no estaban preparados para hacer el futbol que el grupo y sus características pedían. No cambió la actitud del grupo. Al grupo le sumaron actitudes nuevas y que sí se habían preparado. El caso de Rodríguez, Maximiliano, Acosta y Chumacero es evidente. A esto hay que sumarle que Vidrio puso sus barbas a remojar y ante la lesión de Zamora, se hizo de la lateral derecha. Entonces la dinámica de Angulo, González, Marrugo, Fernandez, más el sacrificio que hace Abella adelante, complementan un equipo con todas las características y virtudes para recogerse en media cancha, regalar el espacio que al recuperar la pelota lo van a explotar hacia adelante, y jugar muy atentos y juntos la primera línea de cuatro con la segunda de cinco. Sólo ayer, en el juego contra Toluca, Acosta defendió y tuvo 20 jugadas ganadas en defensiva, entre rechaces y balones quitados; además de esta labor, llegó al área para meter el 1-0.

A ninguno se le nota incómodo es su juego, todos lo tienen muy claro y sus características dan para hacer ese futbol que para mí es atractivo. En estos tres últimos, han obtenido el gol a favor y esto juega a su favor, porque siguen jugando a lo mismo, pero tienen más espacios hacia adelante.Ayer se veía que era más lógico el 2-0 que el empate. Otra cosa será cuando deban tener la iniciativa del juego y con la pelota ver qué lugares hay para atacar. Eso me imagino se verá más adelante. Por ejemplo, contra San Luis les tocó asumir ese papel y al final lo perdieron. En el futbol que se juega en México, ese estilo está prevaleciendo en general, con la diferencia de quién los hace bien, Puebla y Santos, y de quién lo hace mal; la lista es grande.

En este momento me viene un choque existencial: seguir siendo el técnico que habla y hace pactos y que jamás los rompe, o el técnico con una concha enorme y que sólo ve por su idea, su estilo y su trabajo. El tiempo que se vive me dice que este último es el que llega al otro lado del río y me cuesta trabajo aceptarlo, pero la realidad es esa: no se hacen pactos ni arreglos, lo importante es quien se esfuerza por jugar y lo otro, simplemente no se hace y al final no quedas más y eres más congruente con tu profesión.

Difícil de admitirlo, me cuesta, no quiero, pero es una realidad que, ante la plática con mi amigo, y lo que veo cada fin de semana, es evidente.

Hoy el Puebla después de 24 puntos disputados, han ganado la mitad. El problema es que de los primeros 12 sólo se ganó uno. Siguiendo la dinámica actual, de 18 tendrían que ganar nueve y sumado a los 13 que se tienen se finalizaría en 22. Estos puntos entre los que mandan al empezar, eran buenos y lo principal es que te daría la oportunidad de estar entre los primeros 12, mismos que jugarán un torneo contra equipos de la MLS el próximo año. Después de los 22 sería magnífico y los premios deportivos podrían ser otros y mejores.

Este es el panorama que veo yo, después es claro que todo mundo podrá ver el suyo. Yo lo viví y yo lo reconozco.

El equipo como tal, compitiendo en el torneo de esta forma, no tendrá problema. Se tiene que seguir defendiendo igual y esperando tomar el espacio grande que te brinda el equipo protagonista o con iniciativa. Después aprovechar las muchas oportunidades de gol que se presentan y que te daría una ganancia más allá del 50% de los puntos en una futura disputa, que a la vez te colocarían en liguilla.

Esa no es la problemática del Puebla. En futuras entregas, escribiré cuál es el problema y que, por desgracia, no hay cancha para jugarlo y componer, el uso y disfrute del que la institución es prisionera. Setenta y cinco años al servicio de terceros.