Garganta Profunda
Por: Arturo Luna / @ALunaSilva

Con la negativa de la mayoría morenista a siquiera discutir la unión entre personas del mismo sexo y la despenalización del aborto en Puebla, el Congreso del estado quedó exhibido como un Poder Legislativo retrógrada y anquilosado, que pareciera vivir en lo más oscuro del siglo pasado. Este rechazo en comisiones a analizar dos iniciativas de reformas a los códigos Civil y Penal, respectivamente, en el primer caso, representa además un desacato a una sentencia de 2015 de la SCJN, sobre la regularización del matrimonio entre personas del mismo sexo. De este modo, como única materia de análisis legislativa en estos temas están las propuestas del Ejecutivo, al que se le aprobarán sin mover una coma. Exactamente como era antes, como dijeron que ya no iba a ocurrir con Morena. El Ejecutivo sigue siendo, cómo no, el primer legislador del estado.

Apenas el 25 de septiembre el Congreso oaxaqueño avaló, con sus asegunes, pero lo hizo, la despenalización de aborto durante las primeras 12 semanas de gestación.

Ocurrió en Oaxaca, uno de los estados que se supone tienen mayor atraso en la república.

Puebla, que es puerta cultural, centro universitario con instituciones públicas y privadas y se supone que en muchos sentidos de “avanzada”, para el sur-sureste, ha quedado a la cola.

Hoy, resulta que la vanguardista izquierda poblana y la Cuarta Transformación (4T), que cuando fue oposición tuvo como prioritarios en su agenda estos temas, es la que los obstaculiza.

Encima, el Congreso del estado se postra a las definiciones que llegan desde Casa Aguayo y solamente ha admitido a discusión las iniciativas del Poder Ejecutivo.

Estas cancelan las también llamadas bodas gay, a pesar de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ya emplazó al Legislativo poblano, desde 2015, a legislar en la materia.

Ocurre lo mismo con la despenalización del aborto, que con las iniciativas desde el gobierno del estado queda prácticamente igual, a no ser por un matiz en la reducción de condenas para las mujeres que lo realicen.

Esta conducta de la mayoría del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados entraña otro problema: la obediencia al Ejecutivo, que pone en duda la división de poderes.

Por supuesto legisladores de oposición, como la priista Rocío García Olmedo, que impulsaba una iniciativa sobre bodas igualitarias, han hecho la denuncia ante los medios y en redes.

Pero el de ella y otros cuantos son solamente susurros en el desierto.

¿Pues no iba a ser diferente en la 4T?

Que el Congreso ya no iba a ser la Oficialía de Partes del Ejecutivo, dijeron.

Que habría división efectiva de poderes, aseguraron.

Sí, pero lo dijeron el siglo pasado.

LAS TENTACIONES DE LA REDISTRITACIÓN

Con la cercanía y los plazos para el arranque de los próximos procesos electorales, local y federal, dentro de un año, en octubre de 2020, se alista en Puebla una redistritación para las 26 demarcaciones estatales en que se divide el territorio poblano.

Esa reorganización político-territorial de estado ha ocurrido, casi como tradición, para las intermedias de cada mandatario.

La última, que fue muy cuestionada por las pocas voces opositoras serias de entonces, la realizó Rafael Moreno Valle en 2012.

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Se le acusó entonces al hoy finado ex gobernador de haber acomodado a su conveniencia los 26 distritos electorales.

Quienes lo criticaron mencionaron que había pulverizado territorios identificados con el PRI para dispersarlos y combinarlos con los panistas.

Así, quitaba fuerza a su entonces principal adversario electoral.

Estos ejercicios, efectivamente muchas veces necesarios por la naturaleza de la dinámica demográfica.

Sin embargo, no siempre ha obedecido a esto.

El presidente del Congreso local, el morenista Gabriel Biestro, dijo este lunes que se trata de darle “representación real” a los poblanos y que se espera que se mantenga en 41 el número de diputados.

Los 26 de mayoría relativa y 15 plurinominales.

“Las distancias, como están los municipios, los distritos como están integrados respecto de los municipios, es muy difícil y sí es necesario replantear el tema de la redistritación”.

Falta ver si es así, atendiendo a genuinos factores técnicos y no, como ha ocurrido, un tema de territorialidad a conveniencia.

La tentación ahí está.