Mis Últimos 20
Por José Luis Sánchez Solá

Hoy el tema venía por otro camino: jornada 15, viene otra jornada triple, la que se jugó este fin de semana más otras dos en 8 días, los 6 seguros para liguilla, las 3 semanas de Pumas sin ganar, la gran apuesta que está queriendo hacer Monterrey al tener que ganar sus últimos 4 juegos y estar en la fiesta final, y mucho más que te da tinta al cierre del torneo.

Pues no escribiré más a detalle de esos temas. En cualquier de los muchos programas se tomarán esos asuntos. Lo que me da comezón es la nota que leí ayer y que la tocan sólo como un dato, acerca de que en este año calendario del 2019 se han quitado y puesto a la vez 19 técnicos.

El título de este escrito nace de la situación PATÉTICA que se da cuando te reciben, cuando te contratan y se acentúa más cuando substituyes en pleno torneo, no importa en qué fecha, a un colega.

El contratante, en este caso, el directivo quién tiene el poder de invitarte, basa su conversación en la fortaleza de su plantel que por algún motivo, obvio, fuera de su alcance, no está dando resultados. Los objetivos a lograr siguen siendo los mismos, claro, con menos fechas por jugar.

El apoyo de todo el club lo tienes a tu disposición y en ese momento viene la explicación de todo lo que se estructuró para lograrlo, tocando el tema de los jugadores y el tiempo que llevan en el equipo, el potencial de las fuerzas básicas, y exista o no, la solvencia económica para afrontar los pagos, el gran equipo de mercadotecnia respaldado por firmas que ya están y otra que están a punto de firmar, la gran afición que siempre apoya al equipo, un vestidor totalmente unido y avergonzado por la mala situación y por tener que despedir al líder del proyecto en algo pensado a largo plazo y que sólo duró 4,5 o 6 semanas.

Este discurso y con muchos más puntos a favor de la institución, es el que tienes que escuchar. El técnico candidato o elegido para apagar los fuegos (de ese pensamiento nace lo de técnicos bomberos), le empieza a rondar en su cabeza, el por qué si todo es estupendo, los resultados no se dan. Como de lo perfecto del discurso, existen en los resultados, imperfecciones que en el transcurso de los días tienes que descubrir y a la vez, tienes que ganar los próximos partidos, en primer lugar por tu bien, para conservar el puesto y en segundo lugar, para darle la razón a todo lo que te expusieron el día que te contrataron.

Si te va bien y alcanzan medianamente los objetivos, escucharás el famoso “te lo dije”, este proyecto estaba perfectamente sustentado. En caso de que te vaya mal, solo dirán, “no era la persona adecuada”.

Existen muchos técnicos que, al escuchar todo ese canto de sirenas, toman la palabra y piden lo que ellos necesitan: la contratación de su cuerpo técnico, premios por lograr lo que ellos consideran que pueden lograr, contrato a largo plazo y contratación de jugadores para el próximo certamen, la no injerencia dentro del vestidor de ningún directivo, etc.

Después, habemos otro grupo que tenemos que tomar y hacernos a la idea de que todo lo escuchado es cierto y que por alguna razón de la vida no se ha cumplido, y así te presentas ante el grupo y ante la prensa sin más armas que tu persona, repitiendo todo lo que escuchaste en la oficina, en previa contratación.

Solo para concluir lo patético de la situación, en esta última contratación, en la primera llamada que recibí de una persona del club me dijo:

– ¿Estás listo pa´ regresar al equipo ? Y yo respondí, que por supuesto, que tenía 5 años esperando esa oportunidad. Él me responde: – Qué bueno, pero esta oportunidad es sin familia.

Esta aclaración hacía referencia que no podía tener a mi hijo Isidro en mi cuerpo técnico, que para mi forma de trabajar, es mi sostén en el trabajo diario de cancha y que cualquier jugador que haya estado conmigo y con él, lo sabe.Lo patético y lo triste es que lo acepté. Un técnico de un piso más arriba que yo da las gracias y termina la conversación. Yo no vivo ni estoy en ese piso, eso es una verdad que hoy tengo que aceptar, pero lo PATÉTICO queda acentuado.

Después y dado los buenos resultados, pude pedir que llegara a trabajar y todo mundo dentro de la organización, empezando por él que dijo “ sin familia “ , quedaron contentos por lo que hacía y aportaba al grupo.

Pero bueno, no me quiero salir más del tema que titula este escrito.

Se termina el torneo y se hace el nuevo plan con los objetivos puestos. Los elementos con los que tienes que cumplir, no importan mucho por múltiples factores que no se pueden cambiar. Sólo te queda limpiar muy bien tu varita mágica y ponerla a trabajar en pos de cumplir. Si no reforzaste con más elementos, si nadie de fuerzas básicas podrás sumar al proyecto, si les das la mano y te agarran el pie los jugadores, si te confías y das por hecho que todo será igual que la pasada temporada, aparece la palabra VISCERAL.

Si bien te va, te citan en una oficina y al más puro estilo de un pésame en funeral, te dan las gracias por el motivo que los resultados no se dan, o en su defecto, previo al partido que marca tu despedido, en la semana te enteras que ya le marcaron al técnico Juan o Pedro, para ofrecerle el equipo habiendo un técnico, yo, haciendo lo mejor que se puede, pero sabiendo que el día del partido final, en algún palco esta el próximo.

Seguimos con lo visceral de que los de más arriba que en tu gestión, te contestaban el teléfono a la hora que sea, ahora no te lo contestan y si al final, te reciben, solo te dirán que ellos no se encargan de tu tema y que en la organización hay personas en las que recae dicha decisión.

La persona que te da tu contrato o tus contratos iniciales, en oficina, con bombo y música de celebración de fondo, en tu despido te manda a otra persona, en otro lugar ajeno a la oficina, misma persona que nunca trató contigo y con cara de pocos amigos, ejerciendo el papel del malo de la película, te quiere hacer firmar tu finiquito irrisorio al tiempo que tenías en o en los contratos iniciales, so pena de no hacerlo, afrontar un proceso largo y con final infeliz de tu parte: acto visceral.

Por último, los jugadores que convivieron contigo a lo largo de 5 o 6 meses, en buenas y malas, que te presentaron a la novia, esposa, papás e hijos, que en muchas ocasiones compartiste pensamientos personales, o te compartieron los mismos, que les abriste la puerta de tu casa, y muchos actos más de supuesta fraternidad, al final, 8 o 9 te mandan un mensaje los más y los menos una llamada, agradeciendo el tiempo que les dispensaste, así como el apoyo. Al final otra vez aparece lo visceral.

Mi pregunta y que no estoy de acuerdo, en la respuesta que los conocedores del medio me dan, es que no puedo cambiar esto, que lo patético y lo visceral seguirá existiendo y que mi puesto estará para aceptar siempre estás condiciones, siendo parte de este engranaje llamado “La familia del Futbol”

¿Qué necesidad? De ésta forma, ninguna.