Garganta Profunda
Por: Arturo Luna / @ALunaSilva
El camino de la renovación de las dirigencias nacional, primero, y estatal, después, de Morena es cada vez más intrincado y amaga con convertirse en laberinto. Los duros se han cerrado a que deben respetarse, a piedra y lodo, los estatutos y que sea un Congreso Nacional, de tres mil consejeros —10 por cada distrito electoral federal—, el que defina. En tanto, quienes vienen de otros partidos y tienen la posibilidad real de llegar a los Comités Ejecutivos Nacional (CEN) y Estatal (CEE) impulsan la vía de la encuesta, como también es la línea que ha marcado el presidente Andrés Manuel López Obrador. La disyuntiva no es sencilla: para la vía “democrática” no hay padrón confiable y se prevé que ganarían los puros, pero con encuesta, desde Palacio Nacional se impondrían dirigentes. ¿O acaso alguien cree que la medición de popularidad va a ser pulcra?
Aunque los estatutos tienen claramente trazada la ruta para la renovación de las dirigencias, luego de la “sugerencia” del Presidente de la República de ir por una encuesta, todo puede pasar.
Con todo y que no han podido ponerse de acuerdo ni en la simple convocatoria para renovación que deberá realizarse en noviembre, los órganos partidistas podrían modificar los estatutos, para dar gusto al tabasqueño.
Como están las cosas hoy, se tendrían que realizar a mediados de octubre 300 congresos distritales, de donde saldrían 10 consejeros por cada uno, para ir al Congreso Nacional y votar por la nueva o nuevo presidente del CEN.
Puebla aportará 150 de los tres mil consejeros del país.
Esa es la ruta estatutaria del Movimiento Regeneración Nacional (Morena).
Pero tres de los contendientes al CEN, la presidenta interina, Yeidckol Polevnsky; el diputado federal y nuevo supuesto favorito, Mario Delgado; así como el “rebelde” de la contienda, Alejandro Rojas Díaz Durán, están pidiendo encuesta.
Solamente Bertha Luján no se ha sumado a la sugerencia presidencial.
Por ahora.
El caso de Puebla también está revuelto y no dista del laberinto nacional de Morena.
En la entidad, también se desechó, al menos un primer momento, la realización de encuestas para ceñirse a los estatutos.
Al emitirse la convocatoria nacional, que todavía no está firme, también se estableció que para las dirigencias estatales se cancelaba la posibilidad de elegir con base en un estudio demoscópico.
“El método de encuesta contemplado en el Artículo 44 del Estatuto de Morena aplica única y exclusivamente para la elección de candidatos a ser postulados por este partido político en procesos electorales constitucionales”, señala el documento.
Pero no hay que perder de vista que esa era la posición oficial, antes de que López Obrador y su dedito providencial señalaran a la encuesta como la mejor vía.
Eso complica nuevamente los escenarios nacional y el poblano.
Entre los contendientes que sí cumplen los requisitos y tienen posibilidades reales no hay mucho de dónde tomar para una encuesta.
Han levantado la mano el diputado federal Alejandro Carbajal Hidalgo, quien esencialmente tiene conocimiento en su distrito 6, del norte de la capital poblana.
Algunos lo ven como el favorito de Casa Aguayo.
Está por supuesto del delegado nacional del CEN, Mario Bracamonte González, quien al parecer ya no goza del afecto del gobernador Miguel Barbosa.
Esto luego que ha lanzado algunas declaraciones advirtiendo que el gobierno del estado, léase el barbosismo, no se debe meter en la contienda.
Uno más que dijo “yo voy” es Édgar Garmendia, actualmente secretario General a nivel estatal.
Sin embargo, es mal visto porque apoyó las aspiraciones de Alejandro Armenta, en los días previos al inicio de la extraordinaria de este 2019.
Los tres, por ahora, mantienen esperanzas luego de que, por no ser militante de Morena, el verdadero operador del barbosismo, Eric Cotoñeto, quedó fuera de esa posibilidad.
El tiempo corre y juega muy en contra de las definiciones a nivel nacional y en Puebla.
En menos de dos meses deberá haber nuevas dirigencias.
Y las disputas siguen.
Las descalificaciones arrecian prefigurando una fuerte tormenta en el partido del Presidente.
Y todo parece indicar que el tema terminará como en los años de esplendor del priato, pero ahora reeditados en Morena.
La decisión de un hombre será la que cuente.
Por encima de las encuestas y los estatutos.
Un dedo divino.