Las Serpientes
Por: Ricardo Morales / @riva_leo

Cuentan los que saben que los días del secretario de Movilidad y Transporte, Guillermo Aréchiga Santamaría, podrían estar contados ante los últimos acontecimientos protagonizados por el transporte público.

En menos de una semana se han registrado dos accidentes protagonizados por diferentes rutas que circulan en la ciudad y que le han costado la vida a tres personas: una niña de un año y nueve meses de edad que pedía limosna en la calles de Puebla, y otra menor y su madre, atropelladas en pleno Centro Histórico por estas verdaderas bestias del volante.

Por si fuera poco, el miércoles, un chofer de la ruta 10 que conducía bajo los efectos del alcohol, se quedó dormido en la colonia San Manuel, donde alcanzó a estacionar la unidad y se echó una pestañita o, como se dice coloquialmente, “durmió la mona”.

Todo ello se debe enmarcar dentro de la negociación para el incremento a la tarifa del transporte público en Puebla, la cual fue aprobada pero será dada a conocer dentro de una semana, para evitar protestas durante la visita que realice este fin de semana el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador.

Es un hecho que Aréchiga ha desempeñado un papel muy pobre desde su arribo a esta dependencia, aunque también, es cierto, que la administración barbosista ha tenido que cargar con el peso de esta decisión política impopular, luego de que Tony Gali se negará a aprobar el incremento durante los últimos días de su mandato y también lo hiciera Guillermo Pacheco Pulido durante el interinato.

La responsabilidad, al parecer, le quedó grande al maestro Aréchiga, diputado federal con licencia, quien también fracasó durante su paso por la Secretaría de Gobernación en la administración municipal que encabezó Gali Fayad.

El transporte público está de cabeza; los conductores, al parecer, andan totalmente sueltos y no se ve la mano de Aréchiga por ningún lado, hay quienes aseguran que el profe no va a llegar a cargar a los peregrinos, es decir, antes de diciembre podría estar presentado su renuncia.

BERMÚDEZ TENA, EN LA MIRA

El miércoles, la Secretaría de la Función Pública abrió una investigación sobre un presunto desvío de recursos por 196 millones de pesos de la Secretaría de Infraestructura, que debieron haberse destinado para municipios que habían registrado bloqueos por derrumbes y deslaves.

Trascendió que, de acuerdo con las primeras investigaciones, Infraestructura debió aplicar esos recursos para la liberación de 83 carreteras y caminos en 50 municipios, en los que supuestamente se habían registrado bloqueos por derrumbes y deslaves. Sin embargo, no hay registro de tales trabajos.

Cabe señalar que aunque Antonio Peniche García estuvo al frente de esta dependencia durante el interinato, los pagos y la contratación de las empresas estaban a cargo del subsecretario de Infraestructura y Comunicaciones, José Guadalupe Norzagaray Castro y del entonces coordinador general jurídico, Héctor Guillermo Bermúdez Tena, quien actualmente permanece en esta misma estructura, pero como director general jurídico, ya que se cambió el rango de esa área.

Bermúdez Tena no tiene en su registro curricular haber ocupado cargos públicos antes de esta experiencia en el gobierno interino, ya que fue por más de un lustro empleado en la Notaria 56 de Puebla, la cual estaba a cargo del jurista Carlos Meza.

Los ojos de la Función Pública apuntan hacia Bermúdez Tena en este misterioso caso de la desaparición de los 186 millones de pesos.

EL PRIISMO NO SALE DE SU MARASMO

Luego de la terrible derrota electoral de este año, cuando el PRI se fue hasta el tercer lugar de las preferencias, el ex partidazo, al parecer, cayó en un marasmo del cual no quiere despertar.

Dentro de las filas del tricolor nadie hace nada; al parecer, el priismo abdicó a su papel de oposición en la entidad y tristemente se ha convertido en una comparsa de la 4T poblana adoptando un papel de sumisión ante el poder.

El PRI y su dirigencia estatal no influyen, no opinan y, lo peor, al parecer ya ni existen, se quedan callados ante todos los problemas que azotan a Puebla, como la inseguridad y el alza al pasaje del transporte en la capital.

Cada vez más disminuido, el priismo no ha sido capaz de reaccionar ante estos acontecimientos y al parecer son comparsa de todo lo que aprueba la administración barbosista, sin que hayan aprendido la lección del costo que pagaron por actuar de la misma forma con el morenovallismo.

Es necesario de inmediato que venga una sacudida al interior de la dirigencia del tricolor en Puebla, so pena de que desaparezcan completamente del mapa político de la entidad, pese a que tienen la mayoría de las presidencias municipales en la entidad.

Al menos uno de sus integrantes, Juan Manuel Vega Rayet, ha tenido el tino de salir del marasmo y de reclamarle a la dirigencia estatal que cuanto antes venga un relevo en la presidencia estatal del tricolor, cuyo tiempo se agotó.

El PRI, si bien es cierto que carece de la autoridad moral necesaria para criticar, al menos debería de luchar para fijar posturas, ya que se ha convertido en un verdadero cero a la izquierda tanto en el Congreso con su mini bancada, como a nivel de la dirigencia estatal y ya ni se diga de la municipal.

Los vacíos siempre se llevan y el tricolor corre el grave riesgo de desaparecer y ser suplantado por otras fuerzas o corrientes políticas.