Economía, Política y Otros Pecadillos
Por: Michel Chaín Carrillo / @MichelChain

Economía

La semana pasada el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) dio a conocer el estudio “Ciudades más habitables 2019” y a Puebla no le fue bien.  De las 76 ciudades consideradas, Tehuacán ocupó el penúltimo lugar; por su parte, la Ciudad de Puebla se ubicó en el 72.

Mas allá del raspón mediático a ambas ciudades, que ahí sí “palo dado, ni dios lo quita”, el estudio de GCE arroja información interesante y valdría la pena que personal de los ayuntamientos se pongan a arrastrar el lápiz.  Asimismo, es un buen recordatorio de que ya viene el Doing Business subnacional por parte del Banco Mundial y ahí veremos que tan bien se han coordinado los tres niveles de gobierno para mejor el clima de negocios (la edición más reciente es la 2016 y Puebla ocupó el 4 lugar nacional).

Como las malas noticias nunca vienen solas, en la medición del Indicador Mensual de la Actividad Industrial por Entidad Federativa (IMAIEF), que realiza el INEGI, a Puebla no le fue bien.  De julio de 2018 a julio de 2019, el desempeño del sector industrial en nuestro estado se redujo en -6.6% mientras que, a nivel nacional, en el mismo periodo de tiempo la reducción fue de únicamente -1.8%.  Dada la estructura económica de Puebla, este es un indicador al que hay que darle seguimiento.

Política

En términos históricos, los siglos no necesariamente duran 100 años.  El Siglo XX, para efectos históricos y políticos, comenzó en 1914 con el asesinato del Archiduque Francisco Fernando, heredero al trono austrohúngaro, en Sarajevo.  En ese año inició la 1ª. Guerra Mundial, desapareció la Rusia zarista, se gestó la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS), terminó la época de los imperios junto con la “Pax Britannica” y los Estados Unidos se establecieron como la nueva potencia emergente.

Con la desaparición de los imperios austro-húngaro, otomano y ruso, Europa misma cambió al tener que alejarse de la tradición anclada en los Acuerdos de Westfalia (1648) e iniciar una nueva época con tres sistemas luchando para consolidarse: las democracias liberales, representadas por Gran Bretaña y en ultramar los Estados Unidos; el sistema comunista/socialista, con la URSS; y los estados totalitarios, con el fascismo de Mussolini en Italia, el nacionalsocialismo (nazismo) en Alemania con Hitler y el nacionalsindicalismo (falangismo) de Franco en España.

Las rivalidades ideológicas, políticas y económicas, así como la fragilidad de los acuerdos de paz de 1918, generaron nuevas tensiones europeas, que culminaron con la 2da . Guerra Mundial.  Para 1945, cuando termina el conflicto armado, el totalitarismo parecía haberse erradicado y el mundo quedó dividido entre el bloque socialista (Pacto de Varsovia) y las democracias liberales (OTAN), iniciándose así la “guerra fría”.

Alemania se dividió en dos países: la República Democrática (DDR), aliada de la URSS, y la República Federal (BR), aliada de los Estados Unidos.  Pese a compartir la misma tradición e idiosincrasia, muy pronto la República Federal (BR) alcanzó niveles de crecimiento económico y desarrollo muy superiores a los de la DDR  que, entrampada en las ineficiencias de su economía planificada, sólo veía como sus habitantes “emigraban” al otro Berlín y a la otra Alemania.

Dada la desigualdad entre ambas “alemanias” y su efecto migratorio, en 1961 la DDR instaló en Berlín un cerco de 45 km. en su zona centra y de 115 km. en la perimetral, con torretas, alambres de púas, barreras antitanques, minas, militares y perros, para evitar que sus ciudadanos pudieran cruzar e ir al que, por cultura y hasta por lazos familiares, ellos veían como su propio país.  El Muro de Berlín se convirtió así en un vergonzante recordatorio de como la promesa socialista acabó encerrando a sus propios ciudadanos, condenándolos a estados policiacos y sin viabilidad económica.

Paradójicamente, sin que hubiera un solo disparo de por medio, el bloque socialista comenzó a colapsar precisamente en Berlín el 9 de noviembre de 1989.  El mundo pudo ver como dos pueblos alemanes, separados de manera artificial y absurda, corrían a reencontrarse y derribar juntos el muro que los separó.  Recordar y celebrar la caía del Muro de Berlín no es sólo reconocer al pueblo alemán; es celebrar la victoria de las libertades sobre el dogma.

Otros pecadillos

¡Vaya que hay de autonomías a autonomías!  La semana pasada se definieron los titulares de dos instituciones que, coincidentemente, requieren de autonomía respecto al poder político para cumplir a cabalidad con sus funciones.

En el Senado, y más allá de la militancia a MORENA de Rosario Ibarra (que la supedita al Presidente quien es el líder político, ideológico y moral de su Partido), se les hizo bolas el engrudo con los votos que supuestamente la dan a Ibarra de Piedra la Comisión.  Entre votos fantasma y sobres en la urna, hicieron un osototote. 

Por otro lado, y pese a que algunos 4T buscaron que a la UNAM llegara un Rector con perfil militante, el Consejo Universitario estuvo a la altura y votó para que, sin mayores sobresaltos, el Dr. Graue comience su segundo periodo como Rector.  ¡Goya y el mayor de los éxitos tanto para el Rector como para nuestra máxima casa de estudios!