La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía

Aunque llevaban ocho años de novios, Paulina Vargas Sobrado actuaba en la práctica como la esposa de Felipe Patjane en el ayuntamiento de Tehuacán.

Su mano estaba —al decir de fuentes cercanas y confiables— en una buena parte de los movimientos que se hacían.

Movimientos de todo tipo: financieros y jurídicos.

Era conocida como “La Doctora”.

El propio alcalde en prisión así ordenaba que le dijeran a su prometida.

—Trátalo con la doctora.

—¿Con cuál doctora?

—Con Paulina. Con mi novia. Con la doctora.

Muchos se preguntaban si la susodicha era doctora en Ciencia Política o en Administración Pública.

Y se fueron de espaldas cuando descubrieron que la doctora tan sólo era licenciada en Psiquiatría.

La “doctora”, pues, influía en todo desde la Dirección de Cultura del ayuntamiento.

“Derramaban miel”, cuentan las fuentes.

Pero era una miel cruzada con poder.

Ya se sabe: 

Todo tiene que ver con el sexo excepto el sexo.

El sexo tiene que ver con el poder.

La “doctora” entró en shock este fin de semana, cuando se enteró de que Felipe no llegaría al altar.

Y no por falta de ganas.

Una bellísima orden de aprehensión se atravesó en su camino.

De inmediato, ella borró su cuenta de Facebook y se desapareció del mapa con un amparo buscador en una de sus bolsas de marca.

Sólo quedó ante los reflectores su suegro: Sergio Patjane.

A través de una grabación, éste dijo que su hijo fue víctima de traiciones y de acoso político.

Y casi mueve a risa su dicho de que el gran pecado de su hijo fue hacer todo por “amor” a Tehuacán.

El amor y la justicia, ufff, son absolutamente ciegos.

Descanse en Paz.

Este martes murió Memo López, ex registrador público de Cholula y empresario inmobiliario.

Lo conocí en los años ochenta, en Huauchinango, a través de su comadre: Enoé González Cabrera.

Memo estaba casado entonces con Lupita Sánchez Lozada, quien fue diputada local en la misma legislatura de Enoé y en ese tiempo estaba por convertirse en tesorera del ayuntamiento de Marco Antonio Rojas Flores.

A Memo me lo volví a encontrar en la oficina de su socio: Héctor González.

Muchas fueron las conversaciones que tuve con él.

El lunes supe que se encontraba delicado.

Muy delicado.

Y este martes vino la confirmación de que la crisis de salud había terminado en un último suspiro.

Un abrazo desde aquí a su hijo Memo y a Lupita.

Descanse en paz.