Programado. La movilización, que hipotéticamente logró que el semáforo volcánico pasara de Amarillo Fase 3 a Rojo Fase 1, fue observada por un trío de octogenarios que no temen la furia del Popocatépetl

Por: Jaime Carrera

Sin inmutarse, Efigenia, Eduardo y Hermelinda aguardan sentados en distintos puntos de la plaza central de la cabecera municipal de Tochimilco, aproximadamente a una hora de la capital poblana. Detrás de ellos se ve el imponente volcán Popocatépetl.

Son testigos, mas no participantes.

Son otros los rostros de la evacuación que se realiza en la zona, parte de un simulacro producto de un hipotético incremento de la actividad del coloso lo que obliga al semáforo de alerta volcánica pasar de Amarillo Fase 3 a Rojo Fase 1.

Los adultos mayores observan sigilosos aunque –aparentemente– sin preocupación alguna. De ser una situación real, una evacuación, aseguran, no los aflige.

“Es por los niños, uno como quiera, como dicen: ‘Ya de vivos la pagamos’, pero los niños (…)”, afirma Efigenia, cuyos ojos han visto infinidad de veces al Popocatépetl enfurecido, pero también en completa calma.

El dicho de la mujer antecede a un cúmulo de risas de otros dos octogenarios.

A la par, decenas de personas salen de viviendas y de la escuela primaria “Froylan C. Manjarrez”; agrupadas y con infantes en brazos, avanzan para ser trasladadas en autobuses y combis al albergue temporal del Polideportivo “Revolución”, en el municipio de Izúcar de Matamoros.

Alrededor de 450 pobladores de Tochimilco son acompañados en la evacuación por elementos de Protección Civil del estado de Puebla, además de policías estatales y elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

Un gran número de elementos de seguridad, nunca antes visto en esa demarcación de la región del Valle de Atlixco-Matamoros, dice Eduardo, cuya situación no es diferente a la de Efigenia. Recuerda que el “último gran susto” que les dio el Popocatépetl fue allá por 2013, cuando el volcán rugió impresionantemente.

“Más que enemigo, Don Goyo es guardián”, exclama el hombre, aunque tal parece que es su edad la que habla por él. “No hay más que perder” agrega, mientras la gente intenta ser organizada ante las indicaciones de personal de Protección Civil estatal.

“Ya vimos tanta cosa (…) Recordamos los tronidazos bien feos, hasta nos espantamos, sí, joven. Lluvias, falta de agua, temblores, de todo, aunque ahora ha estado, digamos, normal”, explica el hombre dedicado al campo.

El simulacro sigue su curso, los autobuses –aunque lentamente− comienzan a llenarse. El objetivo: que las autoridades verifiquen los tiempos de desalojo, así como la logística para el traslado de las personas, ante alguna contingencia.

Mientras eso sucede, en uno de los costados de la plaza, Hermelinda se acomoda, la edad no le permite ser más ágil, se sienta en el bolardo de una vivienda cuyo techo se derrumbó luego del sismo del 19 de septiembre de 2017.

“Ahorita nada más hace explosiones y avienta el humo, y echa ceniza pero, no cosas exageradas y nos decían, antes decían: ‘Si te cae la ceniza me va a tapar’”, sostiene con firmeza la mujer.

“Estamos amolados, a dónde nos vamos ¿A Matamoros?, tantísima gente que ni va a caber, ya se fueron una vez y dicen que todos amontonados les dieron tantito tecito con galletitas; mejor me estoy aquí en mi casa a lo que Diosito disponga”, afirma.

En tanto, las personas terminan de abordar las unidades. Los elementos de seguridad pública del estado, de Cruz Roja y del Sistema de Urgencias Médicas Avanzadas (SUMA) hacen lo propio y se alistan para concluir con el desalojo.

El contingente de vehículos arranca, uno tras otro. Hermelinda observa fijamente, después suspira.

Poco a poco, el silencio y la calma regresan a la cabecera municipal de Tochimilco, el bullicio de la gente y el ruido de las sirenas se van junto con los desalojados. Dejan atrás al imponente Popocatépetl, aunque también dejan atrás a los otros rostros de la evacuación.

“Dios, él es el único porque nadie más puede contra él, lo que él determine y disponga está bien, de hecho allá está nuestro patrón, el Señor del Calvario. Yo le tengo mucha fe y él sabe lo que hace si quedamos aquí en nuestros jacales, si algo llegara a suceder”, concluye Hermelinda.

En orden, el simulacro

Por: Jaime Carrera

Unas 700 personas fueron evacuadas de la comunidad de Santa Cruz Cuautomatitla y la cabecera municipal de Tochimilco como parte del simulacro de alerta y evacuación del volcán Popocatépetl, que planteó la elevación del semáforo de Amarillo Fase 3 a Rojo Fase 1, producto de la hipótesis de un incremento en la actividad del coloso.

Se requirió la intervención de personal de Protección Civil (PC) del Estado de Puebla y 420 policías estatales con 92 vehículos, así como 60 elementos y cuatro vehículos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).