Garganta Profunda
Por: Arturo Luna / @ALunaSilva
Si encima de todos los yerros y probables delitos que ha venido cometiendo el todavía alcalde de Tehuacán, Felipe Patjane, pensábamos que no podía empeorar su situación, nos equivocamos. El hombre que llegó al gobierno de la segunda ciudad más grande del estado con Morena cometió un pecado político mortal: se unió a los adversarios de quien antes le tendió la mano y quien lo llamó “ahijado”, el gobernador Miguel Barbosa. Por los pasillos del Senado, llamó la atención la presencia del presidente municipal, cuya cabeza pende de un hilo, acompañado del legislador del PVEM, Manuel Velasco, quien fue el conducto para llevarlo directamente con Ricardo Monreal, coordinador de los morenistas, para solicitar su apoyo en su desesperada búsqueda de no ser destituido. Si la defenestración estaba segura, el nivel de ésta se ha agravado, sin duda.
En el edificio que está en la intersección de las avenidas Insurgentes y Reforma, en Ciudad de México no es común ver a un alcalde.
Menos, si está cerca de la destitución o de la cárcel, por corrupción, como incluso algunos lo ven.
Raro además que habiendo representado a Movimiento Regeneración Nacional (Morena) y la alianza que encabezó el partido del Presidente de la República en 2018, vaya de la mano de un senador verdecologista.
Extraño además porque el guía del alcalde poblano, el chiapaneco Manuel Velasco Coello, fue gobernador de su entidad y sabe, de sobra y en carne propia, los códigos del poder.
Debiera conocerlos el llamado Güero Velasco.
Encima, el senador por el Verde Ecologista de México (PVEM), partido que hizo alianza con Morena en la extraordinaria de 2019 a favor de Barbosa, en su momento fue un público aliado del morenovallismo.
Su cercanía con el fallecido ex gobernador Rafael Moreno Valle trascendió el tiempo y lo político, y se acrecentó en lo personal.
Fueron muy buenos amigos.
La última visita a Puebla de Velasco, al menos conocida, fue en el funeral de la pareja Moreno Valle-Alonso.
En otras palabras, abiertamente estuvo en la cancha contraria del hoy mandatario Barbosa.
Es el verdecologista y no el morenista Alejandro Armenta, como algunos han propalado, quien mece la cuna en contra del gobernador poblano.
En medio de lo que podrían ser las últimas horas como presidente municipal de Patjane, que se esfuma físicamente del Ayuntamiento tehuacanero y reaparece en redes sociales con agilidad, fue a pedir ayuda a Ricardo Monreal Ávila.
El zacatecano quien, en la nubosidad de los tiempos duros del conflicto poselectoral de 2018 apareció como enemigo del barbosismo, lo recibió en sus oficinas de la planta baja del recinto senatorial.
Se podría decir que Patjane “cabildea” ayuda para no ser destituido y no pagar por las acusaciones tan graves como la desaparición de 120 millones de pesos.
Para evitar que su Cabildo, que en buena medida ya lo ha desconocido, lo haga jurídicamente.
Para que el Congreso local no lo defenestre, ante las solicitudes formales que ya hay para ello.
Para que las instituciones jurídicas no encuentren que debe estar en la cárcel.
(Por cierto, la Fiscalía General del Estado ya citó a declarar a 20 directores de distintas áreas del Ayuntamiento, en calidad de testigos, en el contexto de indagatorias por corrupción).
Pero no, cabildear es una palabra muy grande para él.
Si acaso, clama, implora, ruega.
Y cree Felipe Patjane que nadie lo supo.
No.
Hay códigos de poder que ni siquiera conoce en otrora empresario mueblero.
El mandatario poblano ya lo vio, ya lo sabe.
La noche del miércoles, palabras más, palabras menos, dijo que espera que Patjane esté despachando en Tehuacán…
Pero que sabe que anda en el Senado, en Ciudad de México, pidiendo “ayuda política”.
Ayuda que no llegará.