Mesa Cuadrada
Por Gabriel Reyes Cardoso
Toda teoría de la ciencia economía, vieja, viejísima, nueva y novísima, incluirá el concepto fundamental de decidir y encontrar lo óptimo.
Integrará siempre al interés como móvil ineludible de la conducta humana y se desarrollará en el conflicto, siempre en el conflicto.
Lo que es bueno para unos, no lo será para otros.
Lo que es útil para unos, no lo será para otros.
¿A quiénes privilegiar? ¿A quiénes sacrificar?
Ni el propio Marx pudo eliminar ese conflicto, en su magnífico estudio del comportamiento de las sociedades.
En todas y en cada una, le ley fundamental de la época fue la misma y los roles fueron los de siempre.
Quizá cambiaron de nombre, pero siempre los dos lados de un mismo huevo social.
Los economistas del libre mercado dijeron que esto así es. Ni modo.
Los economistas marxistas esperaron el último ciclo marxista de la dictadura del proletario y caducaron rápido.
Me recuerda mucho a la Rusia o a China, las de los McDonald’s o de los Kentucky Fried Chicken con su respectiva Coca Cola.
Todas las diferentes doctrinas que gestaron los principios y valores de la economía, no han podido eludir esa dicotomía social, resultado del conflicto para producir, distribuir y consumir, apropiándose inmoralmente de la riqueza aportada por los trabajadores, aunque en todas las naciones sea legal.
Ni los gobiernos socialistas, ni los pseudo comunistas se salvaron. La alta burocracia suplió un tiempo a los ricos burgueses.
Los trabajadores siguieron siendo y haciendo lo mismo y estando en la misma escala social de siempre.
Esta evolución por supuesto no honra a nadie y ninguno puede estar satisfecho, genuflexo e indolente.
La plusvalía que descubrió Marx no podrá ser, nunca, espacio para la Moral individual o pública ni se legitimará construyendo nuevas dimensiones de la Etica Social.
Por un tiempo, la promoción y creación de clase media, impulso la idea de una reconstrucción económica. Ahora detenido ese proceso, volvemos a lo mismo.
Hablar de Economía Moral, es una propuesta interesante, siempre oportuna y reconfortante.
Sugiere revisar las estrategias de las Teorías del Bienestar, conceptos básicos de toda teoría económica para incluir la percepción de los humanos, productivos o no, sobre el lugar que ocupan en la escala del bienestar económico y si suben o no, en la disposición de los recursos para vivir mejor.
Pero esto demanda, un fuerte ahorro económico que pueda financiar la inversión necesaria para que cada uno se mueva hacia arriba en las condiciones, no solo posibilidades, de vivir mejor.
¿Quién aportará esas inversiones? ¿Quién las administrará para que no retornemos a los mismos puntos de partida?
Juro Boltvinik, reconocido científico de la Economía de la Pobreza ya lo había apuntado hace más de 11 años.
La economía Moral, en su versión personal iniciaría con una resistencia a la economía neoliberal.
A mí me parece que de ahí se debe lograr construir capacidades para que los pobres pasen de una resistencia a una resilencia. Es decir, capacidad para transformar la situación que origina la marginación.
Ese es el problema económico, pero el problema moral es hacerlo sin conflicto. Toda transformación debe sustituir a las instituciones económicas neoliberales, pero parece fatalidad, aún no hay estrategias eficientes ni probadas. Por el momento solo emociones y urgencias, muchas urgencias.