GENIO Y FIGURA. El ex panalista se ha hecho famoso por su misoginia y por ser conflictivo, pero no por su labor legislativa.

Por: Mario Galeana

Entre la rijosidad, la misoginia y el chapulinismo político, Héctor Alonso Granados se convirtió en uno de los más polémicos diputados de la LX Legislatura, a pesar de su baja productividad.

El ex integrante de Nueva Alianza sólo presentó cinco iniciativas en un plazo de un año, pero se ausentó a por lo menos 12 sesiones realizadas en el Pleno del Congreso.

Alonso Granados llegó al Poder Legislativo arropado por Morena aun con el rechazo de las bases de ese partido, pero el encanto de la Cuarta Transformación le duró poco más de un año: en noviembre, tras ser marginado del grupo legislativo de Juntos Haremos Historia, hizo oficial su renuncia a la bancada del partido lopezobradorista. Ahora milita al interior de Movimiento Ciudadano.

Sus diferencias con las bancadas de Morena, PT y PES datan de diciembre del año pasado, cuando intentó —sin éxito— obtener el respaldo de los diputados locales y convertirse en gobernador interino.
Cuando sus aspiraciones fueron respondidas con un portazo, Alonso Granados comenzó a realizar acusaciones en contra de Gabriel Biestro Medinilla, coordinador de la bancada de Morena y otro de los aspirantes al cargo.

La distancia entre Biestro Medinilla y Alonso Granados fue creciendo cada día, hasta que el primero encontró la justificación ideal para promover su expulsión de la bancada.

A principios de junio, el ex priista, ex aliancista y morenista fue invitado a un programa de radio por Internet en el que manifestó su rechazo a la despenalización de la interrupción legal del embarazo.

“Perdóname la expresión, porque no la dije yo solamente… y estoy pensando si lo digo, pero: hay que pensar antes de abrir las piernas y dejarte embarazar. ¿Por qué me quieren trasladar al gobierno un acto irresponsable de sexo?”, soltó.

Aquella expresión misógina provocó el repudio de la opinión pública, razón por la que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) ordenó su expulsión del partido.

Alonso Granados no sólo no fue expulsado, sino que meses después, en agosto, recibió un espaldarazo por parte de la dirigente nacional de Morena, Yeidckol Polevnsky Gurwitz, quien adujo que el diputado local ya había “aclarado sus expresiones”.

Pese a ello, la distancia con los integrantes del bloque Juntos Haremos Historia se mantuvo intacta. El diputado local incluso llegó a tildar a algunas diputadas de naranjeras y focas aplaudidoras desde la tribuna legislativa.

Por sus expresiones, el legislador ha recibido al menos dos extrañamientos por parte del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), en el que se le solicita dirigirse con respeto a las diputadas.

El pasado 26 de noviembre, Alonso Granados anunció formalmente su retiro de la bancada de Morena, listo para dar su siguiente brinco político: esta vez, a la bancada del partido Movimiento Ciudadano, que ya lo ha arropado como uno de sus integrantes.