El Super Bowl es uno de los eventos deportivos más mediáticos del mundo, la transmisión del partido final de la NFL se ve en todo el planeta, pero no nada más por una curiosidad deportiva, sino porque el espectáculo de medio tiempo se ha convertido en una atracción aparte.

A pesar de que la audiencia del Super Bowl ha perdido puntos, el año pasado tuvo 98.2 millones de telespectadores, cifra que bajó cinco por ciento, respecto a 2018. Para muchos espectadores, “villamelones” deportivos, el partido en sí mismo no llama mucho su atención.

El espectáculo de medio tiempo es determinante para decidir “echarse cuatro horas de partido”, como dice una mujer que tiene reservación en un restaurante para ver el juego el domingo 2 de febrero.

Más allá de lo atractivo del encuentro, en el que se disputarán el anillo conmemorativo los Jefes de Kansas City y los 49s de San Francisco, muchos espectadores estarán pendientes de la actuación de la neoyorquina Jennifer López y la colombiana Shakira, el próximo 2 de febrero, durante la edición 54 del Súper Bowl.

A lo largo de la historia de este juego de origen estadounidense, los espectáculos que se montan cuando termina la primera mitad del partido, se han modificado, de tal manera que, con el paso del tiempo, fueron adquiriendo más importancia, hasta convertirse en elemento clave de la difusión y comercialización del evento.

Si se comparan los primeros espectáculos, de la década de los 60 y 70, por ejemplo, con los montajes monumentales de los últimos años, nos daremos cuenta de lo que representa, tanto para los organizadores, como para los artistas, que ven cómo su carrera se catapulta con tan sólo 20 minutos de actuación.

Los primeros espectáculos de medio tiempo, estaban a cargo de bandas estudiantiles, que acompañaban a los cuadros de animación de los equipos, sin otra pretensión que evitar el aburrimiento del público, mientras los equipos se tomaban un descanso.

En 1972, por ejemplo, se presentaron Ella Fitzgerald y Carol Channing, en mitad del juego entre los vaqueros de Dallas y los delfines de Miami; las cantantes compartieron escenario con bandas escolares.

Los espectáculos con producciones monumentales todavía tardarían en llegar. Se empezaban a presentar cantantes de jazz y “crooners”, que interpretaban un par de piezas y dejaban paso a la presencia de bandas de animación. Fue hasta la década de los 80 y 90 que se abrieron paso otro tipo de montajes.

Para 1992, las cosas empezaban a cambiar. La presencia de Gloria Estefan dio un cariz más comercial al espectáculo de medio tiempo; pero fue la presencia de Michael Jackson en el Super Bowl de 1993, lo que dio el banderazo a las grandes producciones. “El Rey del Pop” hizo que el aburrido juego, donde Dallas le dio una paliza a Buffalo, pasara a segundo término.

La edición 30 del Súper Tazón, marcó también un hito. La presencia de Diana Ross en el medio tiempo dio lustre al triunfo de Dallas sobre los acereros de Pittsburgh. Salvo presencias muy populares o grupos legendarios, los espectáculos de este tipo sirven para impulsar carreras o consolidar otras. Muchas veces se presentan dos o tres artistas que se complementan y hacen un show muy atractivo.

Con el arranque del siglo, se consolidó la estrategia de un espectáculo de medio tiempo que tuviera atractivo, más allá del partido de futbol americano. En la edición 34, a mitad del juego entre los Rams de San Luis y los Titanes de Tennessee, se presentaron Phil Collins, Christina Aguilera, Enrique Iglesias y Toni Braxton. Este fue un magno concierto de 20 minutos, que iluminó el primer juego de campeonato en el año 2000.

Se consolidó también la idea de que los espectáculos del Super Bowl, fueran del gusto de todos los públicos, sobre todo pensando en las audiencias de televisión. En la edición 35, celebrada en 2001, se presentó un elenco variopinto compuesto por Aerosmith, ‘N Sync, Britney Spears, Mary J. Blige y Nelly.

Uno de los grupos legendarios que robaron atención al partido, fue U2. La banda irlandesa se presentó en la edición 36, 2002. La actuación del grupo, es considerada hasta hoy como la mejor de toda historia. La banda liderada por Bono, dejó la vara muy alta. En las posteriores presentaciones del Súper Bowl siempre está presente el espectáculo de U2.

El concierto de 2004 fue un parteaguas en la producción de los espectáculos de medio tiempo. En el Súper Bowl 38 se presentaron Jessica Simpson, Janet Jackson, P. Diddy, Nelly, Kid Rock y Justin Timberlake. Sin embargo, el elenco fue lo de menos. El episodio que protagonizó Janet Jackson, cuando se descubrió un seno mientras cantaba con Timberlake, originó un cisma en este tipo de show televisivo.

Este hecho, que le costó la carrera a la hermana de Michael y muchos años de recuperación para Justin, fue responsable, entre otras cosas, que los espectáculos de medio tiempo tengan un espacio entre lo que sucede en vivo y lo que se transmite por televisión. Esto para poder editar o cortar en cualquier momento escenas que lastimen a la audiencia.

La actuación del exbeatle, Paul McCartney en la edición 39 dio un respiro a los espectáculos, que se dirigieron a puerto seguro con bandas consolidadas, incluso históricas. En el 40 aniversario del Súper Bowl, sus satánicas majestades, The Rolling Stones, comprobaron que 15 minutos de concierto no es suficiente para prender a la gente.

Caso contrario sucedió con Prince en la edición 41. El intérprete y compositor de Purple Rain logró una de las actuaciones más memorables de los espectáculos de medio tiempo. La segunda mejor, de acuerdo a la revista Rolling Stone.

Otras bandas que han dejado buen sabor de boca son Tom Petty and the Heartbreakers, que se presentó en la edición 42; “El Jefe”, Bruce Springsteen y la E Street Band, se presentaron en el Raymond James Stadium, en el Súper Bowl 43. Al año siguiente, The Who, refrendó la decadencia de una agrupación fundamental en la historia del Rock.

Considerado como de los espectáculos más mediocres, la presentación de The Black Eyed Peas (2011), en la edición 45 dejó un mal sabor de boca y planteó serias dudas acerca del formato de los mini conciertos en el medio tiempo del Súper Bowl. Además de la banda, participaron también la leyenda de la guitarra Slash, a quien nadie sabe cómo convencieron para participar en lo que resultó el más fallido de los conciertos.

La presencia de Madonna en la edición 51 y luego la de Beyoncé en la 52, limpiaron un poco el prestigio de la parte de espectáculos de la justa deportiva. Especialmente el de Beyoncé en 2013, está considerado como uno de los mejores conciertos de este tipo.

Son memorables también las presentaciones de Katy Perry y Lenny Kravitz, quienes cumplieron en su actuación en 2015, en la edición 49. En el aniversario 50 del Súper Bowl, se presentaron Coldplay, Bruno Mars y Beyoncé. Con opiniones divididas, el concierto pasó sin pena ni gloria.

En 2017, Lady Gaga debutó en este tipo de presentaciones. Con una actuación muy buena, su concierto en la edición 51 está considerado por la crítica entre los mejores 10 de la historia. Caso contrario a lo que sucedió con Maroon 5 el año pasado. La banda estadunidense decepcionó en su presentación en el estadio de Atlanta.

Este recuento es el antecedente para la actuación de la neoyorquina Jennifer Lopez y la colombiana Shakira, el próximo 2 de febrero, durante la edición 54 del Súper Bowl, en que se disputarán el anillo conmemorativo los Jefes de Kansas City y los 49s de San Francisco.

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