Como en los viejos tiempos del PRD, hay una especie de tribu en el PAN que trabaja alrededor del impugnado y espurio Comité Directivo Municipal de Puebla, grupo que presume de tener la experiencia política necesaria para encabezar un proyecto sólido que represente al partido para los próximos meses, con miras al 2021. Sin embargo, a la luz de los últimos acontecimientos, pareciera que los notables de dicha tribu dorada están dispuestos a pulverizar a Acción Nacional en un momento en el que el partido tiene todo para recuperar la confianza ciudadana en las elecciones venideras.
En efecto, aunque el PAN es el partido llamado a ser la única oposición viable al régimen populista que nos mal gobierna, hay un puñado de personajes con intereses viles y aviesos que tienen en su agenda adueñarse del partido para pepenar cuantos espacios y candidaturas les sea posible, por encima de la institución. Son una suerte de oposición dentro del partido de oposición. Paradójicamente, la tribu en comento tiene cuadros suficientemente experimentados que debieran mostrar madurez y experiencia política antes del apetito voraz que puerilmente exhiben en los últimos días.
Ex secretarios y subsecretarios federales y locales, ex alcaldes, ex diputados y senadores, todos ellos cuentan con una larga carrera política hecha al amparo del PAN siempre generoso; partido que les ha permitido crecer entre plurinominales y designaciones cupulares, casi siempre alejados de la militancia de brocha y engrudo y de la gente que elección tras elección ha confiado en ellos.
Es el caso que ahora, en su rompecabezas cupular, les faltan algunas piezas claves para entronizarse y seguir devorando candidaturas. Hace no mucho, por la vía de un grotesco fraude que ni al PRI se le hubiera ocurrido perpetrar en los años mozos de la dictadura, se adueñaron temporalmente del Comité Municipal–ello mientras el Tribunal Electoral no les quite el juguete-, pero no han podido ejecutar las mismas inmundicias en el Comité Estatal o en otros comités municipales estratégicos y fundamentales para el partido en el estado. Dado que no han podido avanzar más y el tiempo se agota, ahora inventan historias que de no ser porque pudieran reventar al partido, pasarían por fantasiosas y hasta graciosas.
Es así que la tribu acusa despidos injustificados, confundiéndolos con renuncias voluntarias que en su momento presentaron (además están faltos de reflejos porque la confusión sobrevino con efecto retardado, casi dos semanas después); confunden un liderazgo parlamentario con la terquedad de amarrarse a la silla, aún de manera caprichosa. De los males, el menor: su único campo de acción sonlas redes sociales, bots y trolles incluidos, aunque a veces las cuentas reales de algunos de ellos eructan enunciados tan peripatéticos que aquí la confusión es nuestra, porque no se sabe si lo escribió verdaderamente el titular o un robot cibernético con mentalidad evolucionista, en términos darwinianos. Y como no pasan de las redes sociales y alguna rueda de prensa de vez en cuando, su efecto es muy limitado, pues como amantes del régimen plurinominal no conocen las calles, colonias y juntas auxiliares, por lo que el contacto real con los ciudadanos es ínfimo.
En conclusión, mucho ruido y pocas nueces con estos de la tribu de angora. Bien harían en valorar que el PAN es mucho más que ellos y sus intereses excluyentes, pues como decía Carlos Castillo Peraza, es el PAN nuestro de cada día y es nuestro no porque nos pertenezca, sino porque nosotros pertenecemos a él.
Cabemos todos, sí, pero con las reglas y estatutos vigentes. Caben incluso ellos, con todo y las cuentas públicas que aún deben aclarar ante los órganos fiscalizadores. Caben a pesar de que no ponen un pie en Puebla porque prefieren la comodidad de la burocracia partidista que se disfruta más en la capital del país. Cabemos todos pero por Dios, pónganse a trabajar y grillen menos, porque aquí las candidaturas no se van a entregar por gracia divina, sino por el trabajo con la base y los ciudadanos.