Ya no sé cuántas veces he ido y regresado a la televisión. Creo que todo empezó en 2010 para acompañar a Francisco Javier González con su cadena de televisión por cable TDN al Mundial de Sudáfrica. No estuve mucho tiempo porque llegó el llamado de algún equipo. Después siguió FOX y también salí por otro llamado. Mis relaciones se rompieron con esta empresa en el Mundial de Brasil. Yo tenía al Veracruz, no renové contrato y venía el Mundial. Les marqué para que me hicieran un espacio pero su equipo de trabajo ya estaba designado. A los pocos días y con el Mundial en marcha, me marcó ESPN para llevarme a Brasil, oportunidad a todas luces estupenda.
No lo pensé dos veces y me fui a Río para empezar mi participación en sus programas, situación que a la gente de FOX no le gustó nada. Creo haber llegado un martes y el siguiente lunes ya estaba de vuelta por el conflicto con José Ramón, mismo que yo tuve la culpa. Sólo como comentario, a todas luces el culpable de ese episodio fui yo. El programa y sus conductores tienen un formato y una manera de dirigirse, el que no entendió lo establecido fui yo. Me subí a un rin que no supe leer y lo que pasó, que en su momento le di lectura de algo personal, solo es el formato y las tablas del conductor. Me ofendí con razón por el momento, tuve que pedir una explicación fuera del aire y lo hice de una manera visceral. Al final me dieron esa explicación y me pidieron que reconsiderara mi decisión, situación que no podía dar marcha atrás. Me regresaron con solo cuatro días de trabajo.
Después en diciembre y por una disyuntiva en su programación, me invitaron a un programa al que le llamaron el reencuentro, con la salvedad de cobrar mi contrato de Brasil y ocupar un puesto dentro del canal. Yo no tenía equipo y así lo hice. Después vinieron tres o cuatro salidas y tres o cuatro regresos. Recuerdo la vez que me fui a Mérida, Las Vegas y mi última incorporación al Puebla. Quizá se me olvida una antes. Las dos primeras fueron por circunstancias especiales de mi parte, pero la del Puebla sí estaba platicada que era el único motivo por el que podía salir. Esto se dio en febrero del 19. No les gustó mucho y sí me dijeron que nunca más podría regresar. Al terminar con el Puebla, hablé varias veces y en verdad notaba que lo dicho al principio del año me lo harían realidad: mi no incorporación. El 13 de diciembre del año pasado, me marcaron para al fin ofrecerme cumplir el contrato que tenía con la cadena, cosa que me llenó de felicidad.
La cadena creció mucho en el último año. Ahora somos 64 personas que salimos al aire y que nos dan el nombre de “Talentos”, cosa que a mí no me gusta: talento es el que produce o el jefe de piso, o el camarógrafo. Pero bueno, así nos llaman. De los 64, las mujeres con mucho talento, todas, son 11 y de los mismos 64, solo 15 no tenemos antecedentes o pasado en televisión. Con pasado en canchas de futbol somos 11, de box 2, de futbol americano 2. De gimnasia hay una, pero solo interviene en eventos especiales de esta disciplina.
Normalmente en otras ocasiones, te dan la facilidad de escoger tus días o tus programas. Ahora y dada mi situación, no estaba como para pedir y sí para agradecer la nueva oportunidad.
Trabajo jueves, viernes y sábado. El objetivo principal es reforzar el programa Picante que se hace en vivo a las 11 pm.
En otras ocasiones, sólo hacía un programa por día, pero ahora no y entonces me ponen en Capitanes a las 2, en Calla y Escucha que se hace a las 4 y en un programa los sábados en dos horarios, una por la mañana y otro por la tarde que se llama Fútbol Center, pero que sólo pasa en Estados Unidos. Lo hago con Cristina Alexander y yo, solo dos en la mesa y mi papel o mi rol es el de dar mi puntos de vista, siempre basados en el juego, de ligas como la inglesa, la italiana, la de España y la MX, que son las ligas que transmite el canal.
Creo ser una persona que produce mucha adrenalina y sin ser lo mismo y al no tener una cancha de juego en la cual pueda quemar o gastar esta substancia, la televisión es para mí una alternativa para dicho efecto. Entiendo que le gusta a los jefes lo que hago. Nunca me han dado línea o manera de comportarme en los programas. Es más, muchas veces me olvido que estoy en el aire y que mucha gente está viendo o escuchando mis comentarios. Yo creo que si hiciera hincapié en ese gran detalle, no sería El Chelís el que habla y se notaría que estoy actuando. Sin querer queriendo, como diría Chespirito, he podido llevar a cabo esta tarea.
A diferencia de trabajar en un equipo de futbol, en el cual todos los días tienes que ver a las mismas personas, totalmente diferentes una de la otra, pero con la responsabilidad de unificar criterios en mi posición de director técnico, en la televisión solo estás con los participantes de la mesa, 15’ en la junta del programa, en la cual el productor te dice de qué temas se tratará el evento y después una hora que dura el programa. Después de eso te despides, das las gracias a todos y te vas. Con alguno más que con otro te llevas mejor y entablas una amistad, pero lo normal es que en el próximo programa te toque trabajar con diferentes personas.
Mi gran problema es que vivo en Puebla, así que me tengo que quedar en un hotel que está a 500 metros del edificio del canal, hotel que paga el canal, pero entre las 3 de la tarde unos días, o las 5 otros, que termino mis programas, esperar hasta las 11 que empieza Picante se me hace eterno y no encuentro qué hacer esas horas: leo, veo alguna película, como despacio, pero las horas y el reloj caminan muy lento para mí. Lo ideal sería trabajar en la programación de la mañana, salir a las 3 y regresar a Puebla. Esto ya pasó en enero de 2019, pero ahora quieren que trabaje en Picante y nada se puede hacer.
Todos los programas tienen la misma esencia, quitando Sport Center que es más informativo, los demás son mesas de debate. La gente me pregunta si los pleitos son actuados y la verdad nunca he visto eso. Las personas que se sientan en los diferentes shows tienen en el día a día circunstancias de vida que les hacen aguantar más o menos, dependiendo de sus estados de ánimo. Luego los conductores, con mucho más tablas y más oficio que los que los acompañamos, saben perfectamente las características de los que están en el programa y saben por dónde llevarte para que al final se haga la polémica, que muchas veces parecería que se les sale de control, pero con la ayuda del productor en cualquier momento puede mandar a comerciales o darle la palabra a otro componente más tranquilo y así tirar una cubetada de agua fría a los que se calentaron en la discusión.
Así fue la forma de incursionar en los medios y así es mi actividad en estos días.