Si resultó en su momento descarado el altivo reconocimiento del ex presidente de la república, el priista José López Portillo (1970-1976), de que su hijo, José Ramón, era “el orgullo de mi nepotismo”, cuando lo nombró subsecretario de Programación y Presupuesto, al final de su mandato, lo que ha ocurrido en el Ayuntamiento de Puebla capital debiera entonces ser considerado el paradigma de la estridencia y el escándalo.
Al menos siete familiares —en lo que hasta ahora se ha detectado— del secretario de Infraestructura, José Israel Román Romano, están en la nómina del gobierno municipal, en distintas posiciones y áreas.
Si el nepotismo es efectivamente motivo de orgullo, como planteó “románticamente” el lopezportillismo, entonces este funcionario debe estar rebosando amor propio y afecto familiar.
Lo peor es que a pesar de que es bien conocido que José Israel influyó para que se les diera trabajo a varios de sus familiares, la Controlaría —con el anterior titular, Mario David Riveroll Vázquez— lo exoneró de incumplir o violar alguna norma por esta falta (legal y de escrúpulos) evidente.
En una solicitud que presentó por escrito, el pasado 30 de octubre, el ahora defenestrado coordinador de los regidores, Edson Armando Cortés Contreras, le pide al entonces contralor una investigación para dilucidar si hay nepotismo.
Los casos que se demanda analizar, con base en la Ley Orgánica Municipal y el Reglamento Interno, son en principio seis, aunque en una solicitud posterior, el mismo regidor los amplía a siete.
Se especifica que las personas sobre las que hay la sospecha de haber sido beneficiadas con el nepotismo de Román Romano llegaron a laborar desde el principio de la actual administración.
Se trata de:
*José Román Ceballos, supervisor de la Secretaría de Desarrollo y Sustentabilidad.
*Jacqueline Román Romano, jefa del Departamento de Gestión Vial de la Secretaría de Desarrollo Urbano.
Benigno Romano Romano, director del Sistema Municipal DIF, quien renunció apenas este martes 4 de febrero.
Ya se anunció oficialmente su relevo.
(Romano Romano argumentó, en su dimisión, la intención de conseguir un “crecimiento profesional”).
*Ku-Mei Rita Morales León, jefa del Departamento de Atención Psicológica del DIF.
*Iridany Elizabeth Rojas Morales, jefa del Departamento de Atención y Prevención a la Violencia y Adolescentes Infractores del DIF.
*Laura Priscila González Morales, jefa del Departamento de Atención Médica del DIF.
Y luego se agregó a:
*Margarita Romano Romano, staff de la Secretaría de Infraestructura y Servicios Públicos.
La relación familiar con José Israel Román Romano queda a la vista, en casi todos los casos.
Es obvia.
En otros, sobra suponer que se trata de un vínculo familiar político.
La respuesta de la Controlaría llegó el 23 de diciembre de 2019, dos meses después de la solicitud, al regidor.
Y es de antología:
“Una vez realizada la investigación solicitada y en virtud de que no se configura falta administrativa alguna cometida por el Secretario de Infraestructura y Servicios Públicos; dado que no intervino en la contratación de los servidores públicos que se mencionan en su escrito de referencia, ni se encuentran en el ente público en que ejerce sus funciones, por lo anterior se informa que:
“Analizadas que fueron las constancias y actuaciones del presente asunto, toda vez que no hay elementos para determinar la existencia de acciones u omisiones que la ley señala como falta administrativa, a efecto de calificarla como grave o no grave, esto, sin perjuicio de que pueda abrirse nuevamente la investigación si se presentan nuevos indicios y pruebas y no haya prescrito la facultad para sancionar”.
En fin.
Pasando por alto la pésima redacción, hay un subrayado esfuerzo por deslindar a Román Romano y a su parentela de alguna anomalía.
Como consuelo, la dependencia municipal deja abierta la posibilidad de reabrir la investigación, si se aportan más pruebas contra quien, además, ha hecho de la Secretaría de Infraestructura un patrimonio personal —aunque esa es otra historia—.
¿Que no la Controlaría es la que está facultada y obligada a presentarlas?
Conclusión: no hay falta.
No la vieron.
Ni por “omisión”.
Qué coincidencia.
Esa es otra frase acuñada en el priismo.
¡De pena ajena la 4T!
Sí, no son iguales: son peores.