La rehabilitación de los más de dos mil reos recluidos en el Cereso de San Miguel ha sido, es y será una falacia. Por el contrario, el penal es la escuela más grande del crimen, prostitución, drogadicción y explotación de los más débiles.


Sobrevivir en la selva de corrupción es toda una odisea para quienes caen en sus entrañas. El peligro brota de todos los rincones. Internos y autoridades son igual de peligrosos.


Nada cambia en la vida cotidiana de los presos. Por el contrario, desde noviembre del año pasado, cuando asumió la dirección Omar Oseguera Gutiérrez –procedente de Coatzacoalcos, Veracruz– la situación agravó.


Como todo capitán de barco, necesita un segundo que ejecute las maniobras para dominar la nave. El Cereso por ser el centro de operaciones ilegales más grande de la ciudad tiene grafiteadas sus paredes con el signo de pesos.


Los cobros, cuotas, extorsiones, venta de drogas, rentas de televisores, venta de celulares y todo lo inimaginable tiene un nuevo auditor: Fausto González, la nueva mano ejecutora con la estafeta de coordinador de custodios.


El director a través de Fausto –conocido también como El Comandante–, presiona y presiona a diario. Insatisfecho de las entradas millonarias por la droga, prostitución y extorsión principalmente, optó por cobrar cuotas a internos vendedores de dulces, pan y artesanías para que nadie escape a la recaudación obligatoria.


Como si fuera insuficiente el pago a Finanzas por impuestos para operar pequeños negocios, Fausto cobra 100 pesos semanales a los ambulantes dentro del penal.


Los poseedores de tiendas sufrieron incremento de 200 a 300 pesos. Las más grandes pagan mil pesos. Los del Zum –venta de artesanías– cooperan con 500 pesos semanales.


También los ingresos de los lujos en dormitorios y tiendas en el interior. Los 750 mil pesos que recibía en los dos primeros meses le parecieron poco a Oseguera Gutiérrez, por lo que ideó nuevos ingresos.


La mala noticia para los internos es que el director, entre sus tareas prioritarias está la de encontrar nuevas formas de obtener recursos. Para eso contactó a propietarios de prostíbulos, disfrazados de tables dance, para que mujeres de cuerpos espectaculares ingresen al Cereso a prestar sus servicios.


¡No tiene llenadero!

REPORTE DEL INFORMANTE


Chatarras rodantes. Sin la menor precaución, los concesionarios del transporte público esperan el 12 de febrero, fecha de vencimiento para la renovación de las unidades chatarra.
Como un reto al secretario Guillermo Aréchiga Santamaría, quien dijo que no habrá prórroga, la mayoría recurrieron al amparo legal.


El estado del 90% de vehículos del transporte es deplorable. Las unidades carecen de las mínimas comodidades. Todo les suena cuando circulan por las calles.


Las unidades tienen al menos seis o siete años de servicio de los 10 que permiten las autoridades. Por lo que son necesarios automotores nuevos.

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